Universidad Estatal Amazónica
Enero • Junio 2020 Volumen 9(1)
Elaboración de una bebida de soya y morocho blanco como una alternativa para consumo de proteína vegetal
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y la desnutrición que se presentan tanto
en niños, adolescentes, adultos y ancianos.
El cambio de la matriz productiva en el
Ecuador, brinda la oportunidad de potenciar
y fortalecer los sectores rurales donde se
generen producción de estas materias primas
y les brinda la posibilidad de combinar polvos
de cereales para la generación de productos
con aportes nutricionales (Enríquez y
Montenegro, 2020).
La soya es la fuente más abundante y valiosa
de proteínas vegetales, ya que además de ser
de gran calidad, cuenta con un adecuado
contenido de aminoácidos esenciales que
representan beneficios importantes para la
salud, entre ellos se encuentran la capacidad
de reducir los niveles de colesterol en la
sangre (Aguirre y Sarauz, 2015). Por miles
de años, la soya ha servido como una de las
principales fuentes de proteína en la dieta de
las culturas orientales, se le puede encontrar
en una variedad de alimentos tradicionales
hechos a base de esta leguminosa como son:
la leche, tofu, nata, soya verde, germinado y
tempeh; mientras que en el resto del mundo
su historia data de apenas 100 años a la fecha.
Actualmente la mayor parte de la producción
de soya es molida para la obtención de aceite
comestible, pasta desgrasada para consumo
animal y solo una pequeña parte se procesa
para la obtención de productos proteicos
para la alimentación humana. (Enríquez y
Ojeda, 2020).
Por otro lado, el maíz tiene una importancia
especial, puesto que este cereal forma
parte de la base de alimentación a nivel
latinoamericana ocupando el tercer lugar en
la producción mundial después del trigo y la
cebada (FAO, 2019).
El morocho blanco es un tipo de maíz
de la variedad INIAP-160, que ha sido
evolucionado cruzando tipos de maíces
harinosos con maíces duros de zonas altas.
Es de origen andino y de alto consumo en
comunidades indígenas del Ecuador, llegó a
ser un alimento tradicional para las demás
personas, principalmente en su modo de
consumo como bebida, galletas, empanadas,
sopas y postres (Moreno & Heredia,
1995). El grano tiene un alto contenido de
carbohidratos y almidón, que ocupa gran
parte del grano, haciéndolo un alimento
energético. (Yánez y Heredia, 2003). El
consumo de bebidas proteicas en la dieta
diaria de las personas, es fundamental como
complemento de nutrientes.
La formulación de mezclas de cereales
permite obtener un mejoramiento del
balance aminoacídico, lo que se traduce en
un valor superior en la calidad de la proteína
(Almeida, Valencia, Higueras, 1990). En la
actualidad la inadecuada alimentación ha
generado gran preocupación, centrando a los
productores, consumidores y profesionales
de la industria alimentaria a una producción y
comercialización de productos más benéficos
para la salud. Dentro de esta línea se han
desarrollado investigaciones en la mezcla de
granos andinos como quinua, amaranto y
chía con frutas y vegetales para obtención de
productos como: pastas alimenticias (Astaiza
et al., 2010), barras de cereales (Delgado y
Barraza, 2014), mermeladas (Iza, 2013) y
bebidas (Colcha, 2013).
Esta investigación propone la elaboración de
una bebida a base de soya y morocho blanco,
debido a los beneficios que nos brindan
estos cereales de fácil accesibilidad, con el
propósito de brindar una fuente alimenticia
sana y atractiva al consumidor.
Materiales Y Métodos
Localización
El presente proyecto de investigación
se efectuó en el campus principal de la
Universidad Estatal Amazónica, ubicada es
en el km 2½, vía Puyo - Tena,