|Revista Amazónica. Ciencia y Tecnología |Vol. 10 No 2 | https://doi.org/10.59410/RACYT-v10n02ep03-0167|
16
Las comunidades indígenas de la región amazónica la
consumen de manera frecuente, por lo que sus cultivos
pueden encontrarse dentro de sus comunidades (Da
Cruz, Quiterio, Franco, De Castro 2023).
La región amazónica cuenta con condiciones
adecuadas para el desarrollo de esta fruta tropical,
cultivada entre los 200 y 1000 m s. n. m Es una
solanácea arbustiva semiperenne, con frutos
climatéricos de forma ovoide y color anaranjado. Es
importante enfatizar que se han descubierto rasgos
espontáneos en áreas no agrícolas y, por lo tanto,
tienen potencial para utilizarse en la producción
(Duarte-Casar, González-Jaramillo, Bailon-Moscoso,
Rojas-Le-Fort, Romero-Benavides 2024). Esta fruta
presenta un alto potencial productivo tanto para el
consumo directo como para su industrialización. Su
desarrollo óptimo se da en regiones con temperaturas
promedio que oscilan entre 18 °C y 30 °C. Posee un
ciclo de vida aproximado de tres años y su cosecha se
realiza en estado de madurez fisiológica, que está
influenciada por la temperatura, ya que valores
inferiores a 5 °C pueden retrasar la maduración,
mientras que temperaturas superiores a 30 °C pueden
acelerar el proceso y afectar la calidad del fruto
(Quispe-Herrera, Paredes Valverde, Roque Huamani
2022).
Las frutas exóticas han experimentado un creciente
reconocimiento debido a sus propiedades nutricionales
y beneficios medicinales, lo que las posiciona como una
alternativa estratégica para fortalecer la
sostenibilidad de las comunidades amazónicas.
S.
sessiliflorum
se distingue por su alta productividad,
alcanzando hasta 100 toneladas de fruta por hectárea,
y por su rusticidad, características que favorecen su
cultivo en diversas condiciones agroecológicas (Castro
Rojas, Rodríguez Rodríguez 2024). Desde una
perspectiva nutricional, esta especie contribuye
significativamente al metabolismo humano debido a
su composición bioquímica (Vargas-Arana, Merino-
Zegarra, Riquelme-Penaherrera, Nonato-Ramirez,
Delgado-Wong, Pertino, Parra, Simirgiotis 2021).
Presenta un perfil nutricional rico en niacina
(vitamina B3), extracto etéreo, proteínas, fibra
dietética, cenizas, carbohidratos totales, fósforo,
hierro, provitamina A, vitaminas B1, B2 y C, así como
azúcares totales (glucosa, fructosa y sacarosa)
(SERNA-COCK, VARGAS-MUÑOZ, RENGIFO-
GUERRERO 2015). Su sabor ácido y aroma
característico complementan su valor nutricional, lo
que la convierte en un alimento funcional de interés
para el consumidor. Además,
S. sessiliflorum
es
utilizada en la medicina tradicional por sus
propiedades terapéuticas; se emplea en la regulación
de los niveles de colesterol, ácido úrico y glucosa
sanguínea, así como en el tratamiento de quemaduras
y en aplicaciones como agente antidiabético (Cubas
Altamirano, Moquillaza Cáceres 2023).
El mercado de frutas exóticas sigue en expansión y
diversificación a nivel global. Variedades como la
cocona, la pitahaya, el mangostán y la guanábana han
aumentado notablemente en popularidad, impulsadas
por su sabor distintivo, beneficios nutricionales y el
creciente interés, apoyado por tendencias en salud y
sostenibilidad (Jiménez 2018).
En los últimos años, se ha observado un creciente
interés en el estudio y aprovechamiento agroindustrial
de la cocona, tanto a nivel local como internacional.
Este interés se debe a su potencial como materia prima
debido a su perfil nutricional, su contenido de
antioxidantes y su alto contenido de pectina. La cocona
puede ser un ingrediente valioso en la formulación de
productos alimenticios funcionales y saludables, como
dulces, jaleas, jugos, barras energéticas, suplementos
dietéticos y alimentos enriquecidos (Cuéllar Álvarez,
García-Chacón, Heredia, González-Miret 2025).
Además de su destacada presencia en la industria
alimentaria, ha comenzado a llamar la atención en
sectores no alimentarios, como la cosmética y la
farmacéutica. Esta fruta exótica, rica en compuestos
bioactivos, contiene una variedad de sustancias
químicas que pueden influir positivamente en la salud
de la piel y el cabello. Entre estos compuestos,
destacan los flavonoides, los carotenoides y la
vitamina C, que son conocidos por sus propiedades
antioxidantes, antiinflamatorias y nutritivas. Estas
características hacen que los extractos de cocona sean
adecuados para la formulación de productos
cosméticos, incluyendo lociones, cremas y
tratamientos capilares. La presencia de estas
sustancias químicas en la cocona no solo potencia su
capacidad para hidratar y proteger la piel, sino que
también puede ayudar a combatir los signos del
envejecimiento y promover un cabello saludable. La
versatilidad de la cocona en aplicaciones cosméticas
resalta su potencial como ingrediente innovador y
natural para productos de cuidado personal, lo que
abre un campo de investigación apasionante que
merece ser explorado (Alvarado Santiago, Herencia
Torres 2022; Duarte-Casar, González-Jaramillo,
Bailon-Moscoso, Rojas-Le-Fort, Romero-Benavides
2024).
De lo mencionado, se destacan los beneficios que puede
ofrecer el consumo de esta fruta, sin embargo, su uso
en la agroindustria se ha visto limitado por diversos
factores, como el desconocimiento y la falta de
investigación científica, por lo que el objetivo de esta
investigación fue recuperar información bibliográfica
sobre la cocona y sus usos agroindustriales.