Resumen
En las últimas décadas el Turismo Sostenible, ha tenido una amplia acogida en
la política internacional, regional y nacional. Sin embargo, en la mayoría de las
ocasiones apenas ha existido una reflexión sobre cuál debe ser el enfoque a
seguir, ni una definición sobre sus objetivos y principios. El artículo plantea una
reflexión en torno al Turismo Sostenible, partiendo del estudio sobre la evolu-
ción del Desarrollo Sostenible, el análisis teórico sobre el concepto y una revi-
sión de documentos internacionales y sus principales aportaciones. Asimismo se
analiza la integración del Turismo Sostenible en el contexto sociopolítico actual
de Ecuador definido por la Constitución de 2008, el Plan Nacional del Buen
Vivir y, de forma específica, el Plan estratégico de desarrollo de turismo sosteni-
ble para Ecuador.
Palabras clave
Desarrollo Sostenible, sostenibilidad fuerte, sostenibilidad fuerte, Turismo
Sostenible, Buen Vivir, PLANDETUR
Abstrac
Last decades Sustainable Tourism, has been wide acceptance in international,
regional and national politics. However, in most cases there has been few reflec-
tions on what should be the approach to follow, and a definition of its objectives
and values. This article is a reflection on Sustainable Tourism, based on the
study of the evolution of sustainable development, the theoretical analysis of the
concept and a review of international documents and their main contributions. It
also discusses the integration of Sustainable Tourism in Ecuador's current
social-political context defined by the Constitution of 2008, the Plan Nacional
del Buen Vivir and, specifically, the Plan estratégico de desarrollo de turismo
sostenible para Ecuador.
Keywords
Sustainable Developement, Weak sustainability, strong sustainability, Sustaina-
ble Tourism, Good living, PLANDETUR
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible y su integración en el
actual contexto sociopolítico ecuatoriano
Iris Martín Hernanz, Fernando Martín Gil
Universidad Estatal Amazónica. Campus principal, Puyo, Pastaza, Ecuador
irs20@hotmail.com
Universidad Autónoma de Madrid. Ciudad Universitaria de Cantoblanco,
28049. Madrid (España).
f.martin@uam.es
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Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Resumen
En las últimas décadas el Turismo Sostenible, ha tenido una amplia acogida en
la política internacional, regional y nacional. Sin embargo, en la mayoría de las
ocasiones apenas ha existido una reflexión sobre cuál debe ser el enfoque a
seguir, ni una definición sobre sus objetivos y principios. El artículo plantea una
reflexión en torno al Turismo Sostenible, partiendo del estudio sobre la evolu-
ción del Desarrollo Sostenible, el análisis teórico sobre el concepto y una revi-
sión de documentos internacionales y sus principales aportaciones. Asimismo se
analiza la integración del Turismo Sostenible en el contexto sociopolítico actual
de Ecuador definido por la Constitución de 2008, el Plan Nacional del Buen
Vivir y, de forma específica, el Plan estratégico de desarrollo de turismo sosteni-
ble para Ecuador.
Palabras clave
Desarrollo Sostenible, sostenibilidad fuerte, sostenibilidad fuerte, Turismo
Sostenible, Buen Vivir, PLANDETUR
Abstrac
Last decades Sustainable Tourism, has been wide acceptance in international,
regional and national politics. However, in most cases there has been few reflec-
tions on what should be the approach to follow, and a definition of its objectives
and values. This article is a reflection on Sustainable Tourism, based on the
study of the evolution of sustainable development, the theoretical analysis of the
concept and a review of international documents and their main contributions. It
also discusses the integration of Sustainable Tourism in Ecuador's current
social-political context defined by the Constitution of 2008, the Plan Nacional
del Buen Vivir and, specifically, the Plan estratégico de desarrollo de turismo
sostenible para Ecuador.
Keywords
Sustainable Developement, Weak sustainability, strong sustainability, Sustaina-
ble Tourism, Good living, PLANDETUR
1. Introducción
La amplia aceptación interna-
cional del concepto Turismo Sosteni-
ble no se ha acompañado de experien-
cias reales exitosas, siendo aún esca-
sos los casos conocidos de buenas
prácticas. Uno de los motivos es, a
nuestro entender y al margen de las
dificultades metodológicas para eva-
luar las experiencias de desarrollo tu-
rístico, la todavía escasa reflexión
conceptual sobre un término dotado
de gran complejidad. A pesar de su
reiterado uso en conferencias interna-
cionales, políticas nacionales y distin-
tos estudios, apenas se han dedicado
esfuerzos en definir cuáles deben ser
sus objetivos, principios y componen-
tes y aún menos precisar cuál debe ser
el enfoque y modelo a seguir en la
praxis. En este sentido, podríamos
incluso plantearnos si el Turismo
Sostenible es un paradigma teórico o
posee una aplicabilidad real (Martín,
I, 2012).
Desde hace años numerosos
investigadores se han interesado por
temas como la evolución del turismo,
los impactos que la actividad genera,
la necesidad de implantar procesos de
desarrollo turístico sostenibles y el
crecimiento de nuevas formas de tu-
rismo. Las investigaciones sobre Tu-
rismo Sostenible se han desarrollado
desde distintas disciplinas como la
Economía, la Geografía, la Sociología
o la Ecología, contribuyendo a un
mejor conocimiento sobre el concep-
to. En el ámbito institucional, también
se han elaborado numerosos docu-
mentos sobre el Turismo Sostenible
aprobados en Conferencias y Congre-
sos internacionales, cuya revisión
puede ayudar a identificar argumentos
comunes en todos ellos.
En la actualidad Ecuador está
inmerso en un proceso de cambio
político y social en el que se han dedi-
cado numerosos esfuerzos a reflexio-
nar sobre el modelo de desarrollo más
adecuado para el país. Y en este esce-
nario el “Desarrollo Sostenible” y la
“Sostenibilidad Turística” ocupan po-
siciones privilegiadas en normas fun-
damentales y políticas centrales como
la Constitución de 2008, el “Plan Na-
cional del Buen Vivir” y, específica-
mente, en el “Plan estratégico de desa-
rrollo de turismo sostenible 2006 /
2020” (PLANDETUR 2020). Por ello,
parece oportuno abordar a continuación
una breve reflexión sobre estas cuestio-
nes.
2. Renovación del paradigma
clásico de desarrollo: El concepto de
Desarrollo Sostenible
Desde sus inicios, el modelo ca-
pitalista ha generado importantes impac-
tos ambientales, económicos y sociocul-
turales a escala global, regional y local.
En la actualidad nos encontramos inmer-
sos en un proceso de Cambio Global ca-
racterizado por la existencia de cambios
rápidos e intensos con graves impactos
ambientales multiescalares que eviden-
cian la capacidad del ser humano de
alterar el funcionamiento de los ecosiste-
mas (Montes C., 2007; Di Donato M.,
2008; Mora M.R., en Montes C., 2010).
Buena parte de las causas expli-
cativas de estos problemas derivan de la
etapa actual de un economía capitalista
sustentada bajo modelos económicos en
los que los flujos de energía y materia
están ausentes (Martínez Alie J., 1992),
del “efecto rebote” generado por el
optimismo y la evolución tecnológica
(Gardner, Sampat; 1999, citado por
Carpintero O., 2010), de los procesos de
deslocalización industrial orientados a
incrementar la competitividad de las em-
presas y que con frecuencia se basan en
el dumping ecológico y social, en la
mercantilización de bienes comunes que
somete bienes públicos a una dinámica
privatizadora (Echaide J., 2009) y en una
sociedad de consumo de masas sustenta-
da en la apropiación desigual de los re-
cursos y la ausencia de reflexión sobre
sus impactos en el medio ambiente (Di
Donato M., 2008) y las sociedades.
El Cambio Global se ha conver-
tido en un grave problema para el bien-
estar humano, en la medida en que se
están degradando los servicios que gene-
ran los ecosistemas para el bienestar de
las sociedades. El resultado de este pro-
ceso de cambio es un marco de incerti-
dumbre e impredictibilidad sobre el que
es necesario actuar.
En las décadas anteriores a que
se percibiera el Cambio Global como un
problema de alcance internacional, cien-
tíficos, activistas e intelectuales comen-
zaron a poner en relevancia la necesidad
de un cambio de modelo. En este con-
texto surgen nuevas propuestas en la va-
loración social de la cuestión ambiental
en los países del norte, donde a partir de
los años 70 la preocupación por estos
problemas comienza a adquirir impor-
tancia desembocando en los 80 en la
aparición del concepto de Desarrollo
Sostenible.
Uno de los primeros documen-
tos que introduce el concepto de Desa-
rrollo Sostenible es el “Informe sobre
Nuestro futuro común (1987-1988)”
coordinado por Gro Harlem Brundtland,
en el marco de las Naciones Unidas. En
él, se define esta forma de desarrollo
como aquella que "satisface nuestras
necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas". Desde sus
primeras formulaciones el Desarrollo
Sostenible se considera un planteamien-
to ético-moral al incorporar una conno-
tación dual de equidad: sincrónica,
relativa a los habitantes actuales de la
Tierra, y diacrónica en tanto afecta a las
generaciones futuras.
Una década antes ya se plantea-
ron conceptos similares a raíz de los
resultados desoladores del Informe del
Club de Roma dirigido por Dennis L.
Meadows sobre los límites del creci-
miento. Entonces se propuso el concepto
Ecodesarrollo para conciliar el aumento
de la producción con el respeto a los
ecosistemas (Naredo J.M., 1996). Sin
embargo, el término calló en el olvido
porque era visto con recelo por los
economistas más convencionales que
prefirieron utilizar el de Desarrollo
Sostenible.
Entre los eventos que difundie-
ron el concepto destaca la Cumbre de la
Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro
en 1992. Allí se planteó a escala interna-
cional la necesidad de alcanzar una
política ambiental integrada que tuviera
en cuenta no solo a las generaciones
presentes sino también a las generacio-
nes futuras. Los debates de Río pusieron
de relieve los vínculos entre desarrollo y
medio ambiente y la necesidad de adop-
tar modelos y procesos de Desarrollo
Sostenible (Novo M., 1998). Asimismo,
se propuso la Agenda 21 como herra-
mienta de desarrollo local sostenible y se
planteó la necesidad de mejorar las capa-
cidades humanas e institucionales loca-
les. La trascendencia de este evento fue
muy significativa para la toma de
conciencia ambiental de los gobiernos,
los organismos internacionales y la
sociedad civil.
Diez años después, en Johannes-
burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sostenible. Esta
reunión internacional, en la que partici-
paron representantes de actores implica-
dos en la sostenibilidad, tuvo como obje-
tivo poner en marcha el Desarrollo
Sostenible mediante la aplicación de la
“Agenda 21” (Pérez de las Heras M.,
2003) pero sus resultados no fueron tan
destacados como los de la cumbre ante-
rior.
A pesar de la acogida del térmi-
no en la comunidad internacional y su
integración en la agenda política de
numerosos países, la amplitud del con-
cepto ha generado amplios debates que
distan de estar resueltos:
- Uno de ellos es el carácter antro-
pocéntrico del concepto Desarrollo
Sostenible. En este sentido, algunos au-
tores indicen en la importancia y conse-
cuencias de esta cuestión en tanto su
principal objetivo es la supervivencia y
el bienestar humano (Mercado V., 2006).
El propio Informe Brudtland, donde se
acuñó el término ya incorporaba este en-
foque olvidando la perspectiva del eco-
logismo profundo y su carácter biocen-
trista.
- Otro es el grado de adecuación
del concepto a la resolución de los
problemas del planeta. En este sentido el
ecólogo español Ramón Margalef en
1996 indicó la incongruencia de la com-
binación de los términos Desarrollo y
Sostenible, al considerarlos contradicto-
rios. Para otros se trata, sencillamente,
de un limpiado de cara del concepto
desarrollo económico utilizado desde la
Segunda Guerra Mundial Naredo
(1996).
- Un tercero se centra en los com-
ponentes de la sostenibilidad porque
aunque parece ampliamente aceptada la
consideración de la triple dimensión
ambiental, económica y social) propues-
ta por Nijkamp (1990), expertos como
Guimaraes (2003), Di Castri (2004) y
Gómez Sal (2009) critican esta asunción
y proponen otros componentes como la
gobernanza o la sostenibilidad ecológi-
ca. Además, tampoco existen evidencias
científicas para afirmar que la consecu-
ción del Desarrollo Sostenible se logra
con un equilibrio entre los tres compo-
nentes citados (Gómez Sal, 2009).
- Un cuarto y no menos importan-
te hace referencia a la ambigüedad ter-
minológica actual en torno a un concep-
to que ha favorecido la aparición de muy
distintos enfoques que, si bien pueden
ser aceptados por la mayoría de la socie-
dad, también restan eficacia al objetivo
central de la búsqueda del equilibrio
ambiental, social y económico de los
procesos de desarrollo. En este sentido
destacan dos planteamientos opuestos
generados por las distintas formas de
entender la relación entre economía y
naturaleza: el defendido por la economía
convencional y el propuesto por la eco-
nomía ecológica. Las diferencias de per-
spectiva se basan en cómo se relaciona
el sistema económico con la biosfera, si
se incorporan los recursos no valorados
y los residuos y si hay interconexión
entre sistemas económicos y sistemas
naturales. A partir de estas visiones
divergentes surgen los conceptos de sos-
tenibilidad débil, vinculada a la econo-
mía convencional, y sostenibilidad fuer-
te, relacionada con la economía ecológi-
ca (ver tabla 1).
El enfoque del “Desarrollo
Sostenible Débil” parte de propuestas
economicistas ortodoxas que defienden
el Mercado como mecanismo de regula-
ción de la oferta y la demanda y conside-
ran que se puede llegar a un desarrollo
sostenible sin que se produzcan cambios
en el “status quo” utilizando la economía
de mercado y solucionando los proble-
mas ambientales mediante la tecnología.
Dentro de los economistas que defien-
den este enfoque destaca Robert M.
Solow, galardonado con el premio No-
vel en 1987 por sus trabajos sobre el
crecimiento económico. Según el autor
lo que debe ser conservado es el valor
del stock de capital (incluyendo el capi-
tal natural) con el que cuenta la sociedad,
permitiendo a las generaciones futuras la
posibilidad de seguir produciendo bien-
estar económico en igual situación que
la actual (Naredo J.M, op.cit). Esta
visión explica como para muchos
economistas la solución a los problemas
ambientales son las mejoras tecnológi-
cas ya que es posible el cambio de capi-
tal natural por capital productivo
(Bonaïuti M., 2006).
Por el contrario, el enfoque del
“Desarrollo Sostenible Fuerte” plantea
que hay que tener en cuenta el aspecto
termodinámico y ecológico de la Tierra.
Desde esta perspectiva el capital natural
resulta imprescindible y el papel de la
naturaleza es el de preservarlo, no
pudiéndose entender, en este contexto,
un cambio de capital natural por capital
productivo. Se trata, en definitiva, de
una visión que partiendo de las Leyes de
la Termodinámica y de la Hipótesis Gaia
plantea que hay que limitar los flujos de
materia y energía a aquello que pueda
asimilar la capacidad de carga de la
Tierra.
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Martín y Martín
Resumen
En las últimas décadas el Turismo Sostenible, ha tenido una amplia acogida en
la política internacional, regional y nacional. Sin embargo, en la mayoría de las
ocasiones apenas ha existido una reflexión sobre cuál debe ser el enfoque a
seguir, ni una definición sobre sus objetivos y principios. El artículo plantea una
reflexión en torno al Turismo Sostenible, partiendo del estudio sobre la evolu-
ción del Desarrollo Sostenible, el análisis teórico sobre el concepto y una revi-
sión de documentos internacionales y sus principales aportaciones. Asimismo se
analiza la integración del Turismo Sostenible en el contexto sociopolítico actual
de Ecuador definido por la Constitución de 2008, el Plan Nacional del Buen
Vivir y, de forma específica, el Plan estratégico de desarrollo de turismo sosteni-
ble para Ecuador.
Palabras clave
Desarrollo Sostenible, sostenibilidad fuerte, sostenibilidad fuerte, Turismo
Sostenible, Buen Vivir, PLANDETUR
Abstrac
Last decades Sustainable Tourism, has been wide acceptance in international,
regional and national politics. However, in most cases there has been few reflec-
tions on what should be the approach to follow, and a definition of its objectives
and values. This article is a reflection on Sustainable Tourism, based on the
study of the evolution of sustainable development, the theoretical analysis of the
concept and a review of international documents and their main contributions. It
also discusses the integration of Sustainable Tourism in Ecuador's current
social-political context defined by the Constitution of 2008, the Plan Nacional
del Buen Vivir and, specifically, the Plan estratégico de desarrollo de turismo
sostenible para Ecuador.
Keywords
Sustainable Developement, Weak sustainability, strong sustainability, Sustaina-
ble Tourism, Good living, PLANDETUR
1. Introducción
La amplia aceptación interna-
cional del concepto Turismo Sosteni-
ble no se ha acompañado de experien-
cias reales exitosas, siendo aún esca-
sos los casos conocidos de buenas
prácticas. Uno de los motivos es, a
nuestro entender y al margen de las
dificultades metodológicas para eva-
luar las experiencias de desarrollo tu-
rístico, la todavía escasa reflexión
conceptual sobre un término dotado
de gran complejidad. A pesar de su
reiterado uso en conferencias interna-
cionales, políticas nacionales y distin-
tos estudios, apenas se han dedicado
esfuerzos en definir cuáles deben ser
sus objetivos, principios y componen-
tes y aún menos precisar cuál debe ser
el enfoque y modelo a seguir en la
praxis. En este sentido, podríamos
incluso plantearnos si el Turismo
Sostenible es un paradigma teórico o
posee una aplicabilidad real (Martín,
I, 2012).
Desde hace años numerosos
investigadores se han interesado por
temas como la evolución del turismo,
los impactos que la actividad genera,
la necesidad de implantar procesos de
desarrollo turístico sostenibles y el
crecimiento de nuevas formas de tu-
rismo. Las investigaciones sobre Tu-
rismo Sostenible se han desarrollado
desde distintas disciplinas como la
Economía, la Geografía, la Sociología
o la Ecología, contribuyendo a un
mejor conocimiento sobre el concep-
to. En el ámbito institucional, también
se han elaborado numerosos docu-
mentos sobre el Turismo Sostenible
aprobados en Conferencias y Congre-
sos internacionales, cuya revisión
puede ayudar a identificar argumentos
comunes en todos ellos.
En la actualidad Ecuador está
inmerso en un proceso de cambio
político y social en el que se han dedi-
cado numerosos esfuerzos a reflexio-
nar sobre el modelo de desarrollo más
adecuado para el país. Y en este esce-
nario el “Desarrollo Sostenible” y la
“Sostenibilidad Turística” ocupan po-
siciones privilegiadas en normas fun-
damentales y políticas centrales como
la Constitución de 2008, el “Plan Na-
cional del Buen Vivir” y, específica-
mente, en el “Plan estratégico de desa-
rrollo de turismo sostenible 2006 /
2020” (PLANDETUR 2020). Por ello,
parece oportuno abordar a continuación
una breve reflexión sobre estas cuestio-
nes.
2. Renovación del paradigma
clásico de desarrollo: El concepto de
Desarrollo Sostenible
Desde sus inicios, el modelo ca-
pitalista ha generado importantes impac-
tos ambientales, económicos y sociocul-
turales a escala global, regional y local.
En la actualidad nos encontramos inmer-
sos en un proceso de Cambio Global ca-
racterizado por la existencia de cambios
rápidos e intensos con graves impactos
ambientales multiescalares que eviden-
cian la capacidad del ser humano de
alterar el funcionamiento de los ecosiste-
mas (Montes C., 2007; Di Donato M.,
2008; Mora M.R., en Montes C., 2010).
Buena parte de las causas expli-
cativas de estos problemas derivan de la
etapa actual de un economía capitalista
sustentada bajo modelos económicos en
los que los flujos de energía y materia
están ausentes (Martínez Alie J., 1992),
del “efecto rebote” generado por el
optimismo y la evolución tecnológica
(Gardner, Sampat; 1999, citado por
Carpintero O., 2010), de los procesos de
deslocalización industrial orientados a
incrementar la competitividad de las em-
presas y que con frecuencia se basan en
el dumping ecológico y social, en la
mercantilización de bienes comunes que
somete bienes públicos a una dinámica
privatizadora (Echaide J., 2009) y en una
sociedad de consumo de masas sustenta-
da en la apropiación desigual de los re-
cursos y la ausencia de reflexión sobre
sus impactos en el medio ambiente (Di
Donato M., 2008) y las sociedades.
El Cambio Global se ha conver-
tido en un grave problema para el bien-
estar humano, en la medida en que se
están degradando los servicios que gene-
ran los ecosistemas para el bienestar de
las sociedades. El resultado de este pro-
ceso de cambio es un marco de incerti-
dumbre e impredictibilidad sobre el que
es necesario actuar.
En las décadas anteriores a que
se percibiera el Cambio Global como un
problema de alcance internacional, cien-
tíficos, activistas e intelectuales comen-
zaron a poner en relevancia la necesidad
de un cambio de modelo. En este con-
texto surgen nuevas propuestas en la va-
loración social de la cuestión ambiental
en los países del norte, donde a partir de
los años 70 la preocupación por estos
problemas comienza a adquirir impor-
tancia desembocando en los 80 en la
aparición del concepto de Desarrollo
Sostenible.
Uno de los primeros documen-
tos que introduce el concepto de Desa-
rrollo Sostenible es el “Informe sobre
Nuestro futuro común (1987-1988)”
coordinado por Gro Harlem Brundtland,
en el marco de las Naciones Unidas. En
él, se define esta forma de desarrollo
como aquella que "satisface nuestras
necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas". Desde sus
primeras formulaciones el Desarrollo
Sostenible se considera un planteamien-
to ético-moral al incorporar una conno-
tación dual de equidad: sincrónica,
relativa a los habitantes actuales de la
Tierra, y diacrónica en tanto afecta a las
generaciones futuras.
Una década antes ya se plantea-
ron conceptos similares a raíz de los
resultados desoladores del Informe del
Club de Roma dirigido por Dennis L.
Meadows sobre los límites del creci-
miento. Entonces se propuso el concepto
Ecodesarrollo para conciliar el aumento
de la producción con el respeto a los
ecosistemas (Naredo J.M., 1996). Sin
embargo, el término calló en el olvido
porque era visto con recelo por los
economistas más convencionales que
prefirieron utilizar el de Desarrollo
Sostenible.
Entre los eventos que difundie-
ron el concepto destaca la Cumbre de la
Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro
en 1992. Allí se planteó a escala interna-
cional la necesidad de alcanzar una
política ambiental integrada que tuviera
en cuenta no solo a las generaciones
presentes sino también a las generacio-
nes futuras. Los debates de Río pusieron
de relieve los vínculos entre desarrollo y
medio ambiente y la necesidad de adop-
tar modelos y procesos de Desarrollo
Sostenible (Novo M., 1998). Asimismo,
se propuso la Agenda 21 como herra-
mienta de desarrollo local sostenible y se
planteó la necesidad de mejorar las capa-
cidades humanas e institucionales loca-
les. La trascendencia de este evento fue
muy significativa para la toma de
conciencia ambiental de los gobiernos,
los organismos internacionales y la
sociedad civil.
Diez años después, en Johannes-
burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sostenible. Esta
reunión internacional, en la que partici-
paron representantes de actores implica-
dos en la sostenibilidad, tuvo como obje-
tivo poner en marcha el Desarrollo
Sostenible mediante la aplicación de la
“Agenda 21” (Pérez de las Heras M.,
2003) pero sus resultados no fueron tan
destacados como los de la cumbre ante-
rior.
A pesar de la acogida del térmi-
no en la comunidad internacional y su
integración en la agenda política de
numerosos países, la amplitud del con-
cepto ha generado amplios debates que
distan de estar resueltos:
- Uno de ellos es el carácter antro-
pocéntrico del concepto Desarrollo
Sostenible. En este sentido, algunos au-
tores indicen en la importancia y conse-
cuencias de esta cuestión en tanto su
principal objetivo es la supervivencia y
el bienestar humano (Mercado V., 2006).
El propio Informe Brudtland, donde se
acuñó el término ya incorporaba este en-
foque olvidando la perspectiva del eco-
logismo profundo y su carácter biocen-
trista.
- Otro es el grado de adecuación
del concepto a la resolución de los
problemas del planeta. En este sentido el
ecólogo español Ramón Margalef en
1996 indicó la incongruencia de la com-
binación de los términos Desarrollo y
Sostenible, al considerarlos contradicto-
rios. Para otros se trata, sencillamente,
de un limpiado de cara del concepto
desarrollo económico utilizado desde la
Segunda Guerra Mundial Naredo
(1996).
- Un tercero se centra en los com-
ponentes de la sostenibilidad porque
aunque parece ampliamente aceptada la
consideración de la triple dimensión
ambiental, económica y social) propues-
ta por Nijkamp (1990), expertos como
Guimaraes (2003), Di Castri (2004) y
Gómez Sal (2009) critican esta asunción
y proponen otros componentes como la
gobernanza o la sostenibilidad ecológi-
ca. Además, tampoco existen evidencias
científicas para afirmar que la consecu-
ción del Desarrollo Sostenible se logra
con un equilibrio entre los tres compo-
nentes citados (Gómez Sal, 2009).
- Un cuarto y no menos importan-
te hace referencia a la ambigüedad ter-
minológica actual en torno a un concep-
to que ha favorecido la aparición de muy
distintos enfoques que, si bien pueden
ser aceptados por la mayoría de la socie-
dad, también restan eficacia al objetivo
central de la búsqueda del equilibrio
ambiental, social y económico de los
procesos de desarrollo. En este sentido
destacan dos planteamientos opuestos
generados por las distintas formas de
entender la relación entre economía y
naturaleza: el defendido por la economía
convencional y el propuesto por la eco-
nomía ecológica. Las diferencias de per-
spectiva se basan en cómo se relaciona
el sistema económico con la biosfera, si
se incorporan los recursos no valorados
y los residuos y si hay interconexión
entre sistemas económicos y sistemas
naturales. A partir de estas visiones
divergentes surgen los conceptos de sos-
tenibilidad débil, vinculada a la econo-
mía convencional, y sostenibilidad fuer-
te, relacionada con la economía ecológi-
ca (ver tabla 1).
El enfoque del “Desarrollo
Sostenible Débil” parte de propuestas
economicistas ortodoxas que defienden
el Mercado como mecanismo de regula-
ción de la oferta y la demanda y conside-
ran que se puede llegar a un desarrollo
sostenible sin que se produzcan cambios
en el “status quo” utilizando la economía
de mercado y solucionando los proble-
mas ambientales mediante la tecnología.
Dentro de los economistas que defien-
den este enfoque destaca Robert M.
Solow, galardonado con el premio No-
vel en 1987 por sus trabajos sobre el
crecimiento económico. Según el autor
lo que debe ser conservado es el valor
del stock de capital (incluyendo el capi-
tal natural) con el que cuenta la sociedad,
permitiendo a las generaciones futuras la
posibilidad de seguir produciendo bien-
estar económico en igual situación que
la actual (Naredo J.M, op.cit). Esta
visión explica como para muchos
economistas la solución a los problemas
ambientales son las mejoras tecnológi-
cas ya que es posible el cambio de capi-
tal natural por capital productivo
(Bonaïuti M., 2006).
Por el contrario, el enfoque del
“Desarrollo Sostenible Fuerte” plantea
que hay que tener en cuenta el aspecto
termodinámico y ecológico de la Tierra.
Desde esta perspectiva el capital natural
resulta imprescindible y el papel de la
naturaleza es el de preservarlo, no
pudiéndose entender, en este contexto,
un cambio de capital natural por capital
productivo. Se trata, en definitiva, de
una visión que partiendo de las Leyes de
la Termodinámica y de la Hipótesis Gaia
plantea que hay que limitar los flujos de
materia y energía a aquello que pueda
asimilar la capacidad de carga de la
Tierra.
70
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
1. Introducción
La amplia aceptación interna-
cional del concepto Turismo Sosteni-
ble no se ha acompañado de experien-
cias reales exitosas, siendo aún esca-
sos los casos conocidos de buenas
prácticas. Uno de los motivos es, a
nuestro entender y al margen de las
dificultades metodológicas para eva-
luar las experiencias de desarrollo tu-
rístico, la todavía escasa reflexión
conceptual sobre un término dotado
de gran complejidad. A pesar de su
reiterado uso en conferencias interna-
cionales, políticas nacionales y distin-
tos estudios, apenas se han dedicado
esfuerzos en definir cuáles deben ser
sus objetivos, principios y componen-
tes y aún menos precisar cuál debe ser
el enfoque y modelo a seguir en la
praxis. En este sentido, podríamos
incluso plantearnos si el Turismo
Sostenible es un paradigma teórico o
posee una aplicabilidad real (Martín,
I, 2012).
Desde hace años numerosos
investigadores se han interesado por
temas como la evolución del turismo,
los impactos que la actividad genera,
la necesidad de implantar procesos de
desarrollo turístico sostenibles y el
crecimiento de nuevas formas de tu-
rismo. Las investigaciones sobre Tu-
rismo Sostenible se han desarrollado
desde distintas disciplinas como la
Economía, la Geografía, la Sociología
o la Ecología, contribuyendo a un
mejor conocimiento sobre el concep-
to. En el ámbito institucional, también
se han elaborado numerosos docu-
mentos sobre el Turismo Sostenible
aprobados en Conferencias y Congre-
sos internacionales, cuya revisión
puede ayudar a identificar argumentos
comunes en todos ellos.
En la actualidad Ecuador está
inmerso en un proceso de cambio
político y social en el que se han dedi-
cado numerosos esfuerzos a reflexio-
nar sobre el modelo de desarrollo más
adecuado para el país. Y en este esce-
nario el “Desarrollo Sostenible” y la
“Sostenibilidad Turística” ocupan po-
siciones privilegiadas en normas fun-
damentales y políticas centrales como
la Constitución de 2008, el “Plan Na-
cional del Buen Vivir” y, específica-
mente, en el “Plan estratégico de desa-
rrollo de turismo sostenible 2006 /
2020” (PLANDETUR 2020). Por ello,
parece oportuno abordar a continuación
una breve reflexión sobre estas cuestio-
nes.
2. Renovación del paradigma
clásico de desarrollo: El concepto de
Desarrollo Sostenible
Desde sus inicios, el modelo ca-
pitalista ha generado importantes impac-
tos ambientales, económicos y sociocul-
turales a escala global, regional y local.
En la actualidad nos encontramos inmer-
sos en un proceso de Cambio Global ca-
racterizado por la existencia de cambios
rápidos e intensos con graves impactos
ambientales multiescalares que eviden-
cian la capacidad del ser humano de
alterar el funcionamiento de los ecosiste-
mas (Montes C., 2007; Di Donato M.,
2008; Mora M.R., en Montes C., 2010).
Buena parte de las causas expli-
cativas de estos problemas derivan de la
etapa actual de un economía capitalista
sustentada bajo modelos económicos en
los que los flujos de energía y materia
están ausentes (Martínez Alie J., 1992),
del “efecto rebote” generado por el
optimismo y la evolución tecnológica
(Gardner, Sampat; 1999, citado por
Carpintero O., 2010), de los procesos de
deslocalización industrial orientados a
incrementar la competitividad de las em-
presas y que con frecuencia se basan en
el dumping ecológico y social, en la
mercantilización de bienes comunes que
somete bienes públicos a una dinámica
privatizadora (Echaide J., 2009) y en una
sociedad de consumo de masas sustenta-
da en la apropiación desigual de los re-
cursos y la ausencia de reflexión sobre
sus impactos en el medio ambiente (Di
Donato M., 2008) y las sociedades.
El Cambio Global se ha conver-
tido en un grave problema para el bien-
estar humano, en la medida en que se
están degradando los servicios que gene-
ran los ecosistemas para el bienestar de
las sociedades. El resultado de este pro-
ceso de cambio es un marco de incerti-
dumbre e impredictibilidad sobre el que
es necesario actuar.
En las décadas anteriores a que
se percibiera el Cambio Global como un
problema de alcance internacional, cien-
tíficos, activistas e intelectuales comen-
zaron a poner en relevancia la necesidad
de un cambio de modelo. En este con-
texto surgen nuevas propuestas en la va-
loración social de la cuestión ambiental
en los países del norte, donde a partir de
los años 70 la preocupación por estos
problemas comienza a adquirir impor-
tancia desembocando en los 80 en la
aparición del concepto de Desarrollo
Sostenible.
Uno de los primeros documen-
tos que introduce el concepto de Desa-
rrollo Sostenible es el “Informe sobre
Nuestro futuro común (1987-1988)”
coordinado por Gro Harlem Brundtland,
en el marco de las Naciones Unidas. En
él, se define esta forma de desarrollo
como aquella que "satisface nuestras
necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas". Desde sus
primeras formulaciones el Desarrollo
Sostenible se considera un planteamien-
to ético-moral al incorporar una conno-
tación dual de equidad: sincrónica,
relativa a los habitantes actuales de la
Tierra, y diacrónica en tanto afecta a las
generaciones futuras.
Una década antes ya se plantea-
ron conceptos similares a raíz de los
resultados desoladores del Informe del
Club de Roma dirigido por Dennis L.
Meadows sobre los límites del creci-
miento. Entonces se propuso el concepto
Ecodesarrollo para conciliar el aumento
de la producción con el respeto a los
ecosistemas (Naredo J.M., 1996). Sin
embargo, el término calló en el olvido
porque era visto con recelo por los
economistas más convencionales que
prefirieron utilizar el de Desarrollo
Sostenible.
Entre los eventos que difundie-
ron el concepto destaca la Cumbre de la
Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro
en 1992. Allí se planteó a escala interna-
cional la necesidad de alcanzar una
política ambiental integrada que tuviera
en cuenta no solo a las generaciones
presentes sino también a las generacio-
nes futuras. Los debates de Río pusieron
de relieve los vínculos entre desarrollo y
medio ambiente y la necesidad de adop-
tar modelos y procesos de Desarrollo
Sostenible (Novo M., 1998). Asimismo,
se propuso la Agenda 21 como herra-
mienta de desarrollo local sostenible y se
planteó la necesidad de mejorar las capa-
cidades humanas e institucionales loca-
les. La trascendencia de este evento fue
muy significativa para la toma de
conciencia ambiental de los gobiernos,
los organismos internacionales y la
sociedad civil.
Diez años después, en Johannes-
burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sostenible. Esta
reunión internacional, en la que partici-
paron representantes de actores implica-
dos en la sostenibilidad, tuvo como obje-
tivo poner en marcha el Desarrollo
Sostenible mediante la aplicación de la
“Agenda 21” (Pérez de las Heras M.,
2003) pero sus resultados no fueron tan
destacados como los de la cumbre ante-
rior.
A pesar de la acogida del térmi-
no en la comunidad internacional y su
integración en la agenda política de
numerosos países, la amplitud del con-
cepto ha generado amplios debates que
distan de estar resueltos:
- Uno de ellos es el carácter antro-
pocéntrico del concepto Desarrollo
Sostenible. En este sentido, algunos au-
tores indicen en la importancia y conse-
cuencias de esta cuestión en tanto su
principal objetivo es la supervivencia y
el bienestar humano (Mercado V., 2006).
El propio Informe Brudtland, donde se
acuñó el término ya incorporaba este en-
foque olvidando la perspectiva del eco-
logismo profundo y su carácter biocen-
trista.
- Otro es el grado de adecuación
del concepto a la resolución de los
problemas del planeta. En este sentido el
ecólogo español Ramón Margalef en
1996 indicó la incongruencia de la com-
binación de los términos Desarrollo y
Sostenible, al considerarlos contradicto-
rios. Para otros se trata, sencillamente,
de un limpiado de cara del concepto
desarrollo económico utilizado desde la
Segunda Guerra Mundial Naredo
(1996).
- Un tercero se centra en los com-
ponentes de la sostenibilidad porque
aunque parece ampliamente aceptada la
consideración de la triple dimensión
ambiental, económica y social) propues-
ta por Nijkamp (1990), expertos como
Guimaraes (2003), Di Castri (2004) y
Gómez Sal (2009) critican esta asunción
y proponen otros componentes como la
gobernanza o la sostenibilidad ecológi-
ca. Además, tampoco existen evidencias
científicas para afirmar que la consecu-
ción del Desarrollo Sostenible se logra
con un equilibrio entre los tres compo-
nentes citados (Gómez Sal, 2009).
- Un cuarto y no menos importan-
te hace referencia a la ambigüedad ter-
minológica actual en torno a un concep-
to que ha favorecido la aparición de muy
distintos enfoques que, si bien pueden
ser aceptados por la mayoría de la socie-
dad, también restan eficacia al objetivo
central de la búsqueda del equilibrio
ambiental, social y económico de los
procesos de desarrollo. En este sentido
destacan dos planteamientos opuestos
generados por las distintas formas de
entender la relación entre economía y
naturaleza: el defendido por la economía
convencional y el propuesto por la eco-
nomía ecológica. Las diferencias de per-
spectiva se basan en cómo se relaciona
el sistema económico con la biosfera, si
se incorporan los recursos no valorados
y los residuos y si hay interconexión
entre sistemas económicos y sistemas
naturales. A partir de estas visiones
divergentes surgen los conceptos de sos-
tenibilidad débil, vinculada a la econo-
mía convencional, y sostenibilidad fuer-
te, relacionada con la economía ecológi-
ca (ver tabla 1).
El enfoque del “Desarrollo
Sostenible Débil” parte de propuestas
economicistas ortodoxas que defienden
el Mercado como mecanismo de regula-
ción de la oferta y la demanda y conside-
ran que se puede llegar a un desarrollo
sostenible sin que se produzcan cambios
en el “status quo” utilizando la economía
de mercado y solucionando los proble-
mas ambientales mediante la tecnología.
Dentro de los economistas que defien-
den este enfoque destaca Robert M.
Solow, galardonado con el premio No-
vel en 1987 por sus trabajos sobre el
crecimiento económico. Según el autor
lo que debe ser conservado es el valor
del stock de capital (incluyendo el capi-
tal natural) con el que cuenta la sociedad,
permitiendo a las generaciones futuras la
posibilidad de seguir produciendo bien-
estar económico en igual situación que
la actual (Naredo J.M, op.cit). Esta
visión explica como para muchos
economistas la solución a los problemas
ambientales son las mejoras tecnológi-
cas ya que es posible el cambio de capi-
tal natural por capital productivo
(Bonaïuti M., 2006).
Por el contrario, el enfoque del
“Desarrollo Sostenible Fuerte” plantea
que hay que tener en cuenta el aspecto
termodinámico y ecológico de la Tierra.
Desde esta perspectiva el capital natural
resulta imprescindible y el papel de la
naturaleza es el de preservarlo, no
pudiéndose entender, en este contexto,
un cambio de capital natural por capital
productivo. Se trata, en definitiva, de
una visión que partiendo de las Leyes de
la Termodinámica y de la Hipótesis Gaia
plantea que hay que limitar los flujos de
materia y energía a aquello que pueda
asimilar la capacidad de carga de la
Tierra.
71
Martín y Martín
1. Introducción
La amplia aceptación interna-
cional del concepto Turismo Sosteni-
ble no se ha acompañado de experien-
cias reales exitosas, siendo aún esca-
sos los casos conocidos de buenas
prácticas. Uno de los motivos es, a
nuestro entender y al margen de las
dificultades metodológicas para eva-
luar las experiencias de desarrollo tu-
rístico, la todavía escasa reflexión
conceptual sobre un término dotado
de gran complejidad. A pesar de su
reiterado uso en conferencias interna-
cionales, políticas nacionales y distin-
tos estudios, apenas se han dedicado
esfuerzos en definir cuáles deben ser
sus objetivos, principios y componen-
tes y aún menos precisar cuál debe ser
el enfoque y modelo a seguir en la
praxis. En este sentido, podríamos
incluso plantearnos si el Turismo
Sostenible es un paradigma teórico o
posee una aplicabilidad real (Martín,
I, 2012).
Desde hace años numerosos
investigadores se han interesado por
temas como la evolución del turismo,
los impactos que la actividad genera,
la necesidad de implantar procesos de
desarrollo turístico sostenibles y el
crecimiento de nuevas formas de tu-
rismo. Las investigaciones sobre Tu-
rismo Sostenible se han desarrollado
desde distintas disciplinas como la
Economía, la Geografía, la Sociología
o la Ecología, contribuyendo a un
mejor conocimiento sobre el concep-
to. En el ámbito institucional, también
se han elaborado numerosos docu-
mentos sobre el Turismo Sostenible
aprobados en Conferencias y Congre-
sos internacionales, cuya revisión
puede ayudar a identificar argumentos
comunes en todos ellos.
En la actualidad Ecuador está
inmerso en un proceso de cambio
político y social en el que se han dedi-
cado numerosos esfuerzos a reflexio-
nar sobre el modelo de desarrollo más
adecuado para el país. Y en este esce-
nario el “Desarrollo Sostenible” y la
“Sostenibilidad Turística” ocupan po-
siciones privilegiadas en normas fun-
damentales y políticas centrales como
la Constitución de 2008, el “Plan Na-
cional del Buen Vivir” y, específica-
mente, en el “Plan estratégico de desa-
rrollo de turismo sostenible 2006 /
2020” (PLANDETUR 2020). Por ello,
parece oportuno abordar a continuación
una breve reflexión sobre estas cuestio-
nes.
2. Renovación del paradigma
clásico de desarrollo: El concepto de
Desarrollo Sostenible
Desde sus inicios, el modelo ca-
pitalista ha generado importantes impac-
tos ambientales, económicos y sociocul-
turales a escala global, regional y local.
En la actualidad nos encontramos inmer-
sos en un proceso de Cambio Global ca-
racterizado por la existencia de cambios
rápidos e intensos con graves impactos
ambientales multiescalares que eviden-
cian la capacidad del ser humano de
alterar el funcionamiento de los ecosiste-
mas (Montes C., 2007; Di Donato M.,
2008; Mora M.R., en Montes C., 2010).
Buena parte de las causas expli-
cativas de estos problemas derivan de la
etapa actual de un economía capitalista
sustentada bajo modelos económicos en
los que los flujos de energía y materia
están ausentes (Martínez Alie J., 1992),
del “efecto rebote” generado por el
optimismo y la evolución tecnológica
(Gardner, Sampat; 1999, citado por
Carpintero O., 2010), de los procesos de
deslocalización industrial orientados a
incrementar la competitividad de las em-
presas y que con frecuencia se basan en
el dumping ecológico y social, en la
mercantilización de bienes comunes que
somete bienes públicos a una dinámica
privatizadora (Echaide J., 2009) y en una
sociedad de consumo de masas sustenta-
da en la apropiación desigual de los re-
cursos y la ausencia de reflexión sobre
sus impactos en el medio ambiente (Di
Donato M., 2008) y las sociedades.
El Cambio Global se ha conver-
tido en un grave problema para el bien-
estar humano, en la medida en que se
están degradando los servicios que gene-
ran los ecosistemas para el bienestar de
las sociedades. El resultado de este pro-
ceso de cambio es un marco de incerti-
dumbre e impredictibilidad sobre el que
es necesario actuar.
En las décadas anteriores a que
se percibiera el Cambio Global como un
problema de alcance internacional, cien-
tíficos, activistas e intelectuales comen-
zaron a poner en relevancia la necesidad
de un cambio de modelo. En este con-
texto surgen nuevas propuestas en la va-
loración social de la cuestión ambiental
en los países del norte, donde a partir de
los años 70 la preocupación por estos
problemas comienza a adquirir impor-
tancia desembocando en los 80 en la
aparición del concepto de Desarrollo
Sostenible.
Uno de los primeros documen-
tos que introduce el concepto de Desa-
rrollo Sostenible es el “Informe sobre
Nuestro futuro común (1987-1988)”
coordinado por Gro Harlem Brundtland,
en el marco de las Naciones Unidas. En
él, se define esta forma de desarrollo
como aquella que "satisface nuestras
necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas". Desde sus
primeras formulaciones el Desarrollo
Sostenible se considera un planteamien-
to ético-moral al incorporar una conno-
tación dual de equidad: sincrónica,
relativa a los habitantes actuales de la
Tierra, y diacrónica en tanto afecta a las
generaciones futuras.
Una década antes ya se plantea-
ron conceptos similares a raíz de los
resultados desoladores del Informe del
Club de Roma dirigido por Dennis L.
Meadows sobre los límites del creci-
miento. Entonces se propuso el concepto
Ecodesarrollo para conciliar el aumento
de la producción con el respeto a los
ecosistemas (Naredo J.M., 1996). Sin
embargo, el término calló en el olvido
porque era visto con recelo por los
economistas más convencionales que
prefirieron utilizar el de Desarrollo
Sostenible.
Entre los eventos que difundie-
ron el concepto destaca la Cumbre de la
Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro
en 1992. Allí se planteó a escala interna-
cional la necesidad de alcanzar una
política ambiental integrada que tuviera
en cuenta no solo a las generaciones
presentes sino también a las generacio-
nes futuras. Los debates de Río pusieron
de relieve los vínculos entre desarrollo y
medio ambiente y la necesidad de adop-
tar modelos y procesos de Desarrollo
Sostenible (Novo M., 1998). Asimismo,
se propuso la Agenda 21 como herra-
mienta de desarrollo local sostenible y se
planteó la necesidad de mejorar las capa-
cidades humanas e institucionales loca-
les. La trascendencia de este evento fue
muy significativa para la toma de
conciencia ambiental de los gobiernos,
los organismos internacionales y la
sociedad civil.
Diez años después, en Johannes-
burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sostenible. Esta
reunión internacional, en la que partici-
paron representantes de actores implica-
dos en la sostenibilidad, tuvo como obje-
tivo poner en marcha el Desarrollo
Sostenible mediante la aplicación de la
“Agenda 21” (Pérez de las Heras M.,
2003) pero sus resultados no fueron tan
destacados como los de la cumbre ante-
rior.
A pesar de la acogida del térmi-
no en la comunidad internacional y su
integración en la agenda política de
numerosos países, la amplitud del con-
cepto ha generado amplios debates que
distan de estar resueltos:
- Uno de ellos es el carácter antro-
pocéntrico del concepto Desarrollo
Sostenible. En este sentido, algunos au-
tores indicen en la importancia y conse-
cuencias de esta cuestión en tanto su
principal objetivo es la supervivencia y
el bienestar humano (Mercado V., 2006).
El propio Informe Brudtland, donde se
acuñó el término ya incorporaba este en-
foque olvidando la perspectiva del eco-
logismo profundo y su carácter biocen-
trista.
- Otro es el grado de adecuación
del concepto a la resolución de los
problemas del planeta. En este sentido el
ecólogo español Ramón Margalef en
1996 indicó la incongruencia de la com-
binación de los términos Desarrollo y
Sostenible, al considerarlos contradicto-
rios. Para otros se trata, sencillamente,
de un limpiado de cara del concepto
desarrollo económico utilizado desde la
Segunda Guerra Mundial Naredo
(1996).
- Un tercero se centra en los com-
ponentes de la sostenibilidad porque
aunque parece ampliamente aceptada la
consideración de la triple dimensión
ambiental, económica y social) propues-
ta por Nijkamp (1990), expertos como
Guimaraes (2003), Di Castri (2004) y
Gómez Sal (2009) critican esta asunción
y proponen otros componentes como la
gobernanza o la sostenibilidad ecológi-
ca. Además, tampoco existen evidencias
científicas para afirmar que la consecu-
ción del Desarrollo Sostenible se logra
con un equilibrio entre los tres compo-
nentes citados (Gómez Sal, 2009).
- Un cuarto y no menos importan-
te hace referencia a la ambigüedad ter-
minológica actual en torno a un concep-
to que ha favorecido la aparición de muy
distintos enfoques que, si bien pueden
ser aceptados por la mayoría de la socie-
dad, también restan eficacia al objetivo
central de la búsqueda del equilibrio
ambiental, social y económico de los
procesos de desarrollo. En este sentido
destacan dos planteamientos opuestos
generados por las distintas formas de
entender la relación entre economía y
naturaleza: el defendido por la economía
convencional y el propuesto por la eco-
nomía ecológica. Las diferencias de per-
spectiva se basan en cómo se relaciona
el sistema económico con la biosfera, si
se incorporan los recursos no valorados
y los residuos y si hay interconexión
entre sistemas económicos y sistemas
naturales. A partir de estas visiones
divergentes surgen los conceptos de sos-
tenibilidad débil, vinculada a la econo-
mía convencional, y sostenibilidad fuer-
te, relacionada con la economía ecológi-
ca (ver tabla 1).
El enfoque del “Desarrollo
Sostenible Débil” parte de propuestas
economicistas ortodoxas que defienden
el Mercado como mecanismo de regula-
ción de la oferta y la demanda y conside-
ran que se puede llegar a un desarrollo
sostenible sin que se produzcan cambios
en el “status quo” utilizando la economía
de mercado y solucionando los proble-
mas ambientales mediante la tecnología.
Dentro de los economistas que defien-
den este enfoque destaca Robert M.
Solow, galardonado con el premio No-
vel en 1987 por sus trabajos sobre el
crecimiento económico. Según el autor
lo que debe ser conservado es el valor
del stock de capital (incluyendo el capi-
tal natural) con el que cuenta la sociedad,
permitiendo a las generaciones futuras la
posibilidad de seguir produciendo bien-
estar económico en igual situación que
la actual (Naredo J.M, op.cit). Esta
visión explica como para muchos
economistas la solución a los problemas
ambientales son las mejoras tecnológi-
cas ya que es posible el cambio de capi-
tal natural por capital productivo
(Bonaïuti M., 2006).
Por el contrario, el enfoque del
“Desarrollo Sostenible Fuerte” plantea
que hay que tener en cuenta el aspecto
termodinámico y ecológico de la Tierra.
Desde esta perspectiva el capital natural
resulta imprescindible y el papel de la
naturaleza es el de preservarlo, no
pudiéndose entender, en este contexto,
un cambio de capital natural por capital
productivo. Se trata, en definitiva, de
una visión que partiendo de las Leyes de
la Termodinámica y de la Hipótesis Gaia
plantea que hay que limitar los flujos de
materia y energía a aquello que pueda
asimilar la capacidad de carga de la
Tierra.
72
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
1. Introducción
La amplia aceptación interna-
cional del concepto Turismo Sosteni-
ble no se ha acompañado de experien-
cias reales exitosas, siendo aún esca-
sos los casos conocidos de buenas
prácticas. Uno de los motivos es, a
nuestro entender y al margen de las
dificultades metodológicas para eva-
luar las experiencias de desarrollo tu-
rístico, la todavía escasa reflexión
conceptual sobre un término dotado
de gran complejidad. A pesar de su
reiterado uso en conferencias interna-
cionales, políticas nacionales y distin-
tos estudios, apenas se han dedicado
esfuerzos en definir cuáles deben ser
sus objetivos, principios y componen-
tes y aún menos precisar cuál debe ser
el enfoque y modelo a seguir en la
praxis. En este sentido, podríamos
incluso plantearnos si el Turismo
Sostenible es un paradigma teórico o
posee una aplicabilidad real (Martín,
I, 2012).
Desde hace años numerosos
investigadores se han interesado por
temas como la evolución del turismo,
los impactos que la actividad genera,
la necesidad de implantar procesos de
desarrollo turístico sostenibles y el
crecimiento de nuevas formas de tu-
rismo. Las investigaciones sobre Tu-
rismo Sostenible se han desarrollado
desde distintas disciplinas como la
Economía, la Geografía, la Sociología
o la Ecología, contribuyendo a un
mejor conocimiento sobre el concep-
to. En el ámbito institucional, también
se han elaborado numerosos docu-
mentos sobre el Turismo Sostenible
aprobados en Conferencias y Congre-
sos internacionales, cuya revisión
puede ayudar a identificar argumentos
comunes en todos ellos.
En la actualidad Ecuador está
inmerso en un proceso de cambio
político y social en el que se han dedi-
cado numerosos esfuerzos a reflexio-
nar sobre el modelo de desarrollo más
adecuado para el país. Y en este esce-
nario el “Desarrollo Sostenible” y la
“Sostenibilidad Turística” ocupan po-
siciones privilegiadas en normas fun-
damentales y políticas centrales como
la Constitución de 2008, el “Plan Na-
cional del Buen Vivir” y, específica-
mente, en el “Plan estratégico de desa-
rrollo de turismo sostenible 2006 /
2020” (PLANDETUR 2020). Por ello,
parece oportuno abordar a continuación
una breve reflexión sobre estas cuestio-
nes.
2. Renovación del paradigma
clásico de desarrollo: El concepto de
Desarrollo Sostenible
Desde sus inicios, el modelo ca-
pitalista ha generado importantes impac-
tos ambientales, económicos y sociocul-
turales a escala global, regional y local.
En la actualidad nos encontramos inmer-
sos en un proceso de Cambio Global ca-
racterizado por la existencia de cambios
rápidos e intensos con graves impactos
ambientales multiescalares que eviden-
cian la capacidad del ser humano de
alterar el funcionamiento de los ecosiste-
mas (Montes C., 2007; Di Donato M.,
2008; Mora M.R., en Montes C., 2010).
Buena parte de las causas expli-
cativas de estos problemas derivan de la
etapa actual de un economía capitalista
sustentada bajo modelos económicos en
los que los flujos de energía y materia
están ausentes (Martínez Alie J., 1992),
del “efecto rebote” generado por el
optimismo y la evolución tecnológica
(Gardner, Sampat; 1999, citado por
Carpintero O., 2010), de los procesos de
deslocalización industrial orientados a
incrementar la competitividad de las em-
presas y que con frecuencia se basan en
el dumping ecológico y social, en la
mercantilización de bienes comunes que
somete bienes públicos a una dinámica
privatizadora (Echaide J., 2009) y en una
sociedad de consumo de masas sustenta-
da en la apropiación desigual de los re-
cursos y la ausencia de reflexión sobre
sus impactos en el medio ambiente (Di
Donato M., 2008) y las sociedades.
El Cambio Global se ha conver-
tido en un grave problema para el bien-
estar humano, en la medida en que se
están degradando los servicios que gene-
ran los ecosistemas para el bienestar de
las sociedades. El resultado de este pro-
ceso de cambio es un marco de incerti-
dumbre e impredictibilidad sobre el que
es necesario actuar.
En las décadas anteriores a que
se percibiera el Cambio Global como un
problema de alcance internacional, cien-
tíficos, activistas e intelectuales comen-
zaron a poner en relevancia la necesidad
de un cambio de modelo. En este con-
texto surgen nuevas propuestas en la va-
loración social de la cuestión ambiental
en los países del norte, donde a partir de
los años 70 la preocupación por estos
problemas comienza a adquirir impor-
tancia desembocando en los 80 en la
aparición del concepto de Desarrollo
Sostenible.
Uno de los primeros documen-
tos que introduce el concepto de Desa-
rrollo Sostenible es el “Informe sobre
Nuestro futuro común (1987-1988)”
coordinado por Gro Harlem Brundtland,
en el marco de las Naciones Unidas. En
él, se define esta forma de desarrollo
como aquella que "satisface nuestras
necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas". Desde sus
primeras formulaciones el Desarrollo
Sostenible se considera un planteamien-
to ético-moral al incorporar una conno-
tación dual de equidad: sincrónica,
relativa a los habitantes actuales de la
Tierra, y diacrónica en tanto afecta a las
generaciones futuras.
Una década antes ya se plantea-
ron conceptos similares a raíz de los
resultados desoladores del Informe del
Club de Roma dirigido por Dennis L.
Meadows sobre los límites del creci-
miento. Entonces se propuso el concepto
Ecodesarrollo para conciliar el aumento
de la producción con el respeto a los
ecosistemas (Naredo J.M., 1996). Sin
embargo, el término calló en el olvido
porque era visto con recelo por los
economistas más convencionales que
prefirieron utilizar el de Desarrollo
Sostenible.
Entre los eventos que difundie-
ron el concepto destaca la Cumbre de la
Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro
en 1992. Allí se planteó a escala interna-
cional la necesidad de alcanzar una
política ambiental integrada que tuviera
en cuenta no solo a las generaciones
presentes sino también a las generacio-
nes futuras. Los debates de Río pusieron
de relieve los vínculos entre desarrollo y
medio ambiente y la necesidad de adop-
tar modelos y procesos de Desarrollo
Sostenible (Novo M., 1998). Asimismo,
se propuso la Agenda 21 como herra-
mienta de desarrollo local sostenible y se
planteó la necesidad de mejorar las capa-
cidades humanas e institucionales loca-
les. La trascendencia de este evento fue
muy significativa para la toma de
conciencia ambiental de los gobiernos,
los organismos internacionales y la
sociedad civil.
Diez años después, en Johannes-
burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sostenible. Esta
reunión internacional, en la que partici-
paron representantes de actores implica-
dos en la sostenibilidad, tuvo como obje-
tivo poner en marcha el Desarrollo
Sostenible mediante la aplicación de la
“Agenda 21” (Pérez de las Heras M.,
2003) pero sus resultados no fueron tan
destacados como los de la cumbre ante-
rior.
A pesar de la acogida del térmi-
no en la comunidad internacional y su
integración en la agenda política de
numerosos países, la amplitud del con-
cepto ha generado amplios debates que
distan de estar resueltos:
- Uno de ellos es el carácter antro-
pocéntrico del concepto Desarrollo
Sostenible. En este sentido, algunos au-
tores indicen en la importancia y conse-
cuencias de esta cuestión en tanto su
principal objetivo es la supervivencia y
el bienestar humano (Mercado V., 2006).
El propio Informe Brudtland, donde se
acuñó el término ya incorporaba este en-
foque olvidando la perspectiva del eco-
logismo profundo y su carácter biocen-
trista.
- Otro es el grado de adecuación
del concepto a la resolución de los
problemas del planeta. En este sentido el
ecólogo español Ramón Margalef en
1996 indicó la incongruencia de la com-
binación de los términos Desarrollo y
Sostenible, al considerarlos contradicto-
rios. Para otros se trata, sencillamente,
de un limpiado de cara del concepto
desarrollo económico utilizado desde la
Segunda Guerra Mundial Naredo
(1996).
- Un tercero se centra en los com-
ponentes de la sostenibilidad porque
aunque parece ampliamente aceptada la
consideración de la triple dimensión
ambiental, económica y social) propues-
ta por Nijkamp (1990), expertos como
Guimaraes (2003), Di Castri (2004) y
Gómez Sal (2009) critican esta asunción
y proponen otros componentes como la
gobernanza o la sostenibilidad ecológi-
ca. Además, tampoco existen evidencias
científicas para afirmar que la consecu-
ción del Desarrollo Sostenible se logra
con un equilibrio entre los tres compo-
nentes citados (Gómez Sal, 2009).
- Un cuarto y no menos importan-
te hace referencia a la ambigüedad ter-
minológica actual en torno a un concep-
to que ha favorecido la aparición de muy
distintos enfoques que, si bien pueden
ser aceptados por la mayoría de la socie-
dad, también restan eficacia al objetivo
central de la búsqueda del equilibrio
ambiental, social y económico de los
procesos de desarrollo. En este sentido
destacan dos planteamientos opuestos
generados por las distintas formas de
entender la relación entre economía y
naturaleza: el defendido por la economía
convencional y el propuesto por la eco-
nomía ecológica. Las diferencias de per-
spectiva se basan en cómo se relaciona
el sistema económico con la biosfera, si
se incorporan los recursos no valorados
y los residuos y si hay interconexión
entre sistemas económicos y sistemas
naturales. A partir de estas visiones
divergentes surgen los conceptos de sos-
tenibilidad débil, vinculada a la econo-
mía convencional, y sostenibilidad fuer-
te, relacionada con la economía ecológi-
ca (ver tabla 1).
El enfoque del “Desarrollo
Sostenible Débil” parte de propuestas
economicistas ortodoxas que defienden
el Mercado como mecanismo de regula-
ción de la oferta y la demanda y conside-
ran que se puede llegar a un desarrollo
sostenible sin que se produzcan cambios
en el “status quo” utilizando la economía
de mercado y solucionando los proble-
mas ambientales mediante la tecnología.
Dentro de los economistas que defien-
den este enfoque destaca Robert M.
Solow, galardonado con el premio No-
vel en 1987 por sus trabajos sobre el
crecimiento económico. Según el autor
lo que debe ser conservado es el valor
del stock de capital (incluyendo el capi-
tal natural) con el que cuenta la sociedad,
permitiendo a las generaciones futuras la
posibilidad de seguir produciendo bien-
estar económico en igual situación que
la actual (Naredo J.M, op.cit). Esta
visión explica como para muchos
economistas la solución a los problemas
ambientales son las mejoras tecnológi-
cas ya que es posible el cambio de capi-
tal natural por capital productivo
(Bonaïuti M., 2006).
Por el contrario, el enfoque del
“Desarrollo Sostenible Fuerte” plantea
que hay que tener en cuenta el aspecto
termodinámico y ecológico de la Tierra.
Desde esta perspectiva el capital natural
resulta imprescindible y el papel de la
naturaleza es el de preservarlo, no
pudiéndose entender, en este contexto,
un cambio de capital natural por capital
productivo. Se trata, en definitiva, de
una visión que partiendo de las Leyes de
la Termodinámica y de la Hipótesis Gaia
plantea que hay que limitar los flujos de
materia y energía a aquello que pueda
asimilar la capacidad de carga de la
Tierra.
Sostenibilidad débil
Sostenibilidad fuerte
Forma de entender la
relación entre economía y
naturaleza
Economía convencional:
biosfera dentro del sistema
económico
Economía Ecológica: sistema
económico dentro de la
biosfera
Cambios en el “Status
Quo”
Desarrollo sostenible sin
cambios en el modelo
Para lograr un Desarrollo
Sostenible se necesitan
cambios del modelo
Tipo de capital a conservar
Hay que conservar el stock de
capital. Cambio de capital
natural por productivo
Hay que conservar el capital
natural. No se puede cambiar
por capital productivo
Optimismo tecnológico Consideran que se puede
llegar a un DS a través del
desarrollo tecnológico
No creen en el optimismo
tecnológico. Hay que limitar
los flujos de materia y energía
a la capacidad de carga de los
sistemas naturales
Esta controversia conceptual,
lejos de haberse cerrado, se ha amplia-
do en los últimos años al surgir nuevas
propuestas que plantean la imposibili-
dad de un Desarrollo Sostenible en
términos ambientales y que la única
alternativa para garantizar la supervi-
vencia del planeta y la especie
humana es el decrecimiento (Taibo,
2010). Este decrecimiento también
afectaría al turismo en tanto se funda-
menta, necesariamente, en una de las
actividades que más impactos am-
bientales genera: el traslado de perso-
nas y mercancías de unos lugares a
otros con lo que esto implica en con-
sumo de energía. En este sentido, la
reciente aparición de nuevas propues-
tas como el “Turismo Slow” vienen a
plantear alternativas, en parte contra-
dictorias, para resolver el problema.
Sin embargo, estas se centran hasta el
momento en el nivel teórico mientras
que apenas disponemos de investiga-
ciones empíricas que constaten o no
su viabilidad (De Luis, A., 2011)
3. Adaptación de la sostenibili-
dad al turismo: El Turismo Sosteni-
ble
Desde la década de los 90,
época en la que se comienza a hablar
de Turismo Sostenible, empiezan a
surgir numerosas publicaciones que
giran en torno a este paradigma. En
este contexto, consideramos necesario
considerar, además de los argumentos
defendidos sobre el Turismo Sosteni-
ble en grandes conferencias y docu-
mentos oficiales normativos o instru-
mentales, propuestas de investigacio-
nes que marcan las últimas tendencias
relativas a procesos de desarrollo tu-
rístico sostenible.
a) Las aproximaciones teóricas
Wearing y Neil (1999) son partidarios
de que para entender qué es el Turis-
mo Sostenible hay que establecer, en
primer lugar, las diferencias existen-
tes con otros conceptos similares co-
mo el de turismo alternativo o turismo
de bajo impacto. En este sentido ha-
cen especial referencia al concepto de
“turismo alternativo” como aquel
contrario al convencional que se es-
fuerza por minimizar los impactos
medioambientales y socioculturales.
Dentro del turismo alternativo se en-
contraría el turismo cultural, educati-
vo, científico, de aventura, agroturis-
mo y de forma transversal a todos
ellos el Turismo Sostenible. Por su
parte, el turismo de bajo impacto es
aquel que establece un sistema de
gestión de los recursos. Estos investi-
gadores entienden como Turismo Sos-
tenible aquel que es capaz de favore-
cer el equilibrio ecológico.
Continuando con el análisis de
términos similares el turismo respon-
sable es aquel que trata de minimizar
los impactos negativos a la vez favo-
rece los positivos. En este contexto, el
turismo responsable y el turismo justo
pueden integrarse como propuestas de
actuación necesarias para la sostenibi-
lidad (Miralles A., Rossello A., 2006).
De hecho, conceptos como turismo
responsable o turismo consciente dan
un paso más en referencia al Turismo
Sostenible ya que implican a la oferta
y su sistema de producción y a la
demanda y su actitud ante el consumo
de productos y actividades.
La Organización Mundial del
Turismo (OMT) define Turismo Sos-
tenible partiendo del concepto Desa-
rrollo Sostenible del Informe Brudt-
land como “el turismo que tiene ple-
namente en cuenta las repercusiones
actuales y futuras, económicas, socia-
les y medioambientales para satisfa-
cer las necesidades de los visitantes,
de la industria, del entorno y de las
comunidades anfitrionas”. A partir de
este concepto, una revisión de la li-
teratura sobre la materia permite obte-
ner las siguientes recomendaciones a
aplicar para implantar un Turismo
Sostenible en el territorio:
La actividad turística no debe
sobrepasar la capacidad de carga
(Fullana y Ayuso, 2002) del territorio
y de los recursos turísticos. Esto im-
plica un trabajo previo exhaustivo de
investigación aplicada que debe ser
mantenido en el tiempo, puesto que la
realidad evoluciona y se modifica
conforme avanza el proceso de desa-
rrollo turístico.
Es importante definir directri-
ces de planificación del desarrollo
turístico (Wearing y Neill, 1999) que
deben ser respetadas por los agentes
públicos y privados.
Debe prestarse especial im-
portancia a la identificación y evalua-
ción de los impactos del turismo, es-
pecialmente los generados por los di-
ferentes tipos de turistas (Stoeckl N.,
Gresner R., Nayochi C., 2006) y de
turismos. Los impactos deben ser
monitorizados y en este sentido cobra
interés la creación de observatorios
turísticos para la sostenibilidad.
Deben de utilizarse indicado-
res de sostenibilidad como la Huella
Ecológica (Hunter C., Shaw J., 2007)
para controlar y/o modificar la prácti-
ca de las actividades turísticas tanto
desde el punto de vista de la oferta
como de la demanda.
Para mantener los niveles de
rentabilidad y garantizar la sostenibi-
lidad debe priorizarse la calidad de
experiencia para el visitante (Pérez de
las Heras, 2003). Esta propuesta entra
en contradicción con otras estrategias
muy extendidas basadas únicamente
en el crecimiento de oferte y deman-
da.
Para garantizar la sostenibili-
dad social y económica es imprescin-
dible la participación de las poblacio-
nes locales en la toma de decisiones y
reparto de beneficios (Liu A., Wall G.,
2006), así como la cooperación entre
agentes y el liderazgo de las adminis-
traciones (Jackson J., Murphy P.,
2006). Por ello, la sostenibilidad de un
proceso de desarrollo turístico requie-
re un enfoque a medio y largo plazo,
así como esfuerzos considerables en
la gestión de conflictos desde una
perspectiva democrática, participativa
y transparente en tanto se fundamenta
en la negociación del reparto y distri-
bución de los beneficios.
Una visión integral del concepto es
defendida por Kart que entiende como
Turismo Sostenible todos los tipos de
turismo que contribuyan al Desarrollo
Sostenible y que tiendan al equilibrio
entre las dimensiones económicas,
ambientales y socioculturales (Kart
1991, en Díaz F.M., 2006). En este
sentido Ivars (2001) a partir de Hall
(2000) y ETB (1991) establece un
modelo conceptual (ver figura 1) sus-
tentado en el equilibrio entre equidad
social, eficiencia económica y conser-
vación ambiental.
73
Tabla Nº 1: Principales diferencias enfoque débil y fuerte de la sostenibilidad
Fuente: Elaboración propia
Martín y Martín
1. Introducción
La amplia aceptación interna-
cional del concepto Turismo Sosteni-
ble no se ha acompañado de experien-
cias reales exitosas, siendo aún esca-
sos los casos conocidos de buenas
prácticas. Uno de los motivos es, a
nuestro entender y al margen de las
dificultades metodológicas para eva-
luar las experiencias de desarrollo tu-
rístico, la todavía escasa reflexión
conceptual sobre un término dotado
de gran complejidad. A pesar de su
reiterado uso en conferencias interna-
cionales, políticas nacionales y distin-
tos estudios, apenas se han dedicado
esfuerzos en definir cuáles deben ser
sus objetivos, principios y componen-
tes y aún menos precisar cuál debe ser
el enfoque y modelo a seguir en la
praxis. En este sentido, podríamos
incluso plantearnos si el Turismo
Sostenible es un paradigma teórico o
posee una aplicabilidad real (Martín,
I, 2012).
Desde hace años numerosos
investigadores se han interesado por
temas como la evolución del turismo,
los impactos que la actividad genera,
la necesidad de implantar procesos de
desarrollo turístico sostenibles y el
crecimiento de nuevas formas de tu-
rismo. Las investigaciones sobre Tu-
rismo Sostenible se han desarrollado
desde distintas disciplinas como la
Economía, la Geografía, la Sociología
o la Ecología, contribuyendo a un
mejor conocimiento sobre el concep-
to. En el ámbito institucional, también
se han elaborado numerosos docu-
mentos sobre el Turismo Sostenible
aprobados en Conferencias y Congre-
sos internacionales, cuya revisión
puede ayudar a identificar argumentos
comunes en todos ellos.
En la actualidad Ecuador está
inmerso en un proceso de cambio
político y social en el que se han dedi-
cado numerosos esfuerzos a reflexio-
nar sobre el modelo de desarrollo más
adecuado para el país. Y en este esce-
nario el “Desarrollo Sostenible” y la
“Sostenibilidad Turística” ocupan po-
siciones privilegiadas en normas fun-
damentales y políticas centrales como
la Constitución de 2008, el “Plan Na-
cional del Buen Vivir” y, específica-
mente, en el “Plan estratégico de desa-
rrollo de turismo sostenible 2006 /
2020” (PLANDETUR 2020). Por ello,
parece oportuno abordar a continuación
una breve reflexión sobre estas cuestio-
nes.
2. Renovación del paradigma
clásico de desarrollo: El concepto de
Desarrollo Sostenible
Desde sus inicios, el modelo ca-
pitalista ha generado importantes impac-
tos ambientales, económicos y sociocul-
turales a escala global, regional y local.
En la actualidad nos encontramos inmer-
sos en un proceso de Cambio Global ca-
racterizado por la existencia de cambios
rápidos e intensos con graves impactos
ambientales multiescalares que eviden-
cian la capacidad del ser humano de
alterar el funcionamiento de los ecosiste-
mas (Montes C., 2007; Di Donato M.,
2008; Mora M.R., en Montes C., 2010).
Buena parte de las causas expli-
cativas de estos problemas derivan de la
etapa actual de un economía capitalista
sustentada bajo modelos económicos en
los que los flujos de energía y materia
están ausentes (Martínez Alie J., 1992),
del “efecto rebote” generado por el
optimismo y la evolución tecnológica
(Gardner, Sampat; 1999, citado por
Carpintero O., 2010), de los procesos de
deslocalización industrial orientados a
incrementar la competitividad de las em-
presas y que con frecuencia se basan en
el dumping ecológico y social, en la
mercantilización de bienes comunes que
somete bienes públicos a una dinámica
privatizadora (Echaide J., 2009) y en una
sociedad de consumo de masas sustenta-
da en la apropiación desigual de los re-
cursos y la ausencia de reflexión sobre
sus impactos en el medio ambiente (Di
Donato M., 2008) y las sociedades.
El Cambio Global se ha conver-
tido en un grave problema para el bien-
estar humano, en la medida en que se
están degradando los servicios que gene-
ran los ecosistemas para el bienestar de
las sociedades. El resultado de este pro-
ceso de cambio es un marco de incerti-
dumbre e impredictibilidad sobre el que
es necesario actuar.
En las décadas anteriores a que
se percibiera el Cambio Global como un
problema de alcance internacional, cien-
tíficos, activistas e intelectuales comen-
zaron a poner en relevancia la necesidad
de un cambio de modelo. En este con-
texto surgen nuevas propuestas en la va-
loración social de la cuestión ambiental
en los países del norte, donde a partir de
los años 70 la preocupación por estos
problemas comienza a adquirir impor-
tancia desembocando en los 80 en la
aparición del concepto de Desarrollo
Sostenible.
Uno de los primeros documen-
tos que introduce el concepto de Desa-
rrollo Sostenible es el “Informe sobre
Nuestro futuro común (1987-1988)”
coordinado por Gro Harlem Brundtland,
en el marco de las Naciones Unidas. En
él, se define esta forma de desarrollo
como aquella que "satisface nuestras
necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas". Desde sus
primeras formulaciones el Desarrollo
Sostenible se considera un planteamien-
to ético-moral al incorporar una conno-
tación dual de equidad: sincrónica,
relativa a los habitantes actuales de la
Tierra, y diacrónica en tanto afecta a las
generaciones futuras.
Una década antes ya se plantea-
ron conceptos similares a raíz de los
resultados desoladores del Informe del
Club de Roma dirigido por Dennis L.
Meadows sobre los límites del creci-
miento. Entonces se propuso el concepto
Ecodesarrollo para conciliar el aumento
de la producción con el respeto a los
ecosistemas (Naredo J.M., 1996). Sin
embargo, el término calló en el olvido
porque era visto con recelo por los
economistas más convencionales que
prefirieron utilizar el de Desarrollo
Sostenible.
Entre los eventos que difundie-
ron el concepto destaca la Cumbre de la
Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro
en 1992. Allí se planteó a escala interna-
cional la necesidad de alcanzar una
política ambiental integrada que tuviera
en cuenta no solo a las generaciones
presentes sino también a las generacio-
nes futuras. Los debates de Río pusieron
de relieve los vínculos entre desarrollo y
medio ambiente y la necesidad de adop-
tar modelos y procesos de Desarrollo
Sostenible (Novo M., 1998). Asimismo,
se propuso la Agenda 21 como herra-
mienta de desarrollo local sostenible y se
planteó la necesidad de mejorar las capa-
cidades humanas e institucionales loca-
les. La trascendencia de este evento fue
muy significativa para la toma de
conciencia ambiental de los gobiernos,
los organismos internacionales y la
sociedad civil.
Diez años después, en Johannes-
burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sostenible. Esta
reunión internacional, en la que partici-
paron representantes de actores implica-
dos en la sostenibilidad, tuvo como obje-
tivo poner en marcha el Desarrollo
Sostenible mediante la aplicación de la
“Agenda 21” (Pérez de las Heras M.,
2003) pero sus resultados no fueron tan
destacados como los de la cumbre ante-
rior.
A pesar de la acogida del térmi-
no en la comunidad internacional y su
integración en la agenda política de
numerosos países, la amplitud del con-
cepto ha generado amplios debates que
distan de estar resueltos:
- Uno de ellos es el carácter antro-
pocéntrico del concepto Desarrollo
Sostenible. En este sentido, algunos au-
tores indicen en la importancia y conse-
cuencias de esta cuestión en tanto su
principal objetivo es la supervivencia y
el bienestar humano (Mercado V., 2006).
El propio Informe Brudtland, donde se
acuñó el término ya incorporaba este en-
foque olvidando la perspectiva del eco-
logismo profundo y su carácter biocen-
trista.
- Otro es el grado de adecuación
del concepto a la resolución de los
problemas del planeta. En este sentido el
ecólogo español Ramón Margalef en
1996 indicó la incongruencia de la com-
binación de los términos Desarrollo y
Sostenible, al considerarlos contradicto-
rios. Para otros se trata, sencillamente,
de un limpiado de cara del concepto
desarrollo económico utilizado desde la
Segunda Guerra Mundial Naredo
(1996).
- Un tercero se centra en los com-
ponentes de la sostenibilidad porque
aunque parece ampliamente aceptada la
consideración de la triple dimensión
ambiental, económica y social) propues-
ta por Nijkamp (1990), expertos como
Guimaraes (2003), Di Castri (2004) y
Gómez Sal (2009) critican esta asunción
y proponen otros componentes como la
gobernanza o la sostenibilidad ecológi-
ca. Además, tampoco existen evidencias
científicas para afirmar que la consecu-
ción del Desarrollo Sostenible se logra
con un equilibrio entre los tres compo-
nentes citados (Gómez Sal, 2009).
- Un cuarto y no menos importan-
te hace referencia a la ambigüedad ter-
minológica actual en torno a un concep-
to que ha favorecido la aparición de muy
distintos enfoques que, si bien pueden
ser aceptados por la mayoría de la socie-
dad, también restan eficacia al objetivo
central de la búsqueda del equilibrio
ambiental, social y económico de los
procesos de desarrollo. En este sentido
destacan dos planteamientos opuestos
generados por las distintas formas de
entender la relación entre economía y
naturaleza: el defendido por la economía
convencional y el propuesto por la eco-
nomía ecológica. Las diferencias de per-
spectiva se basan en cómo se relaciona
el sistema económico con la biosfera, si
se incorporan los recursos no valorados
y los residuos y si hay interconexión
entre sistemas económicos y sistemas
naturales. A partir de estas visiones
divergentes surgen los conceptos de sos-
tenibilidad débil, vinculada a la econo-
mía convencional, y sostenibilidad fuer-
te, relacionada con la economía ecológi-
ca (ver tabla 1).
El enfoque del “Desarrollo
Sostenible Débil” parte de propuestas
economicistas ortodoxas que defienden
el Mercado como mecanismo de regula-
ción de la oferta y la demanda y conside-
ran que se puede llegar a un desarrollo
sostenible sin que se produzcan cambios
en el “status quo” utilizando la economía
de mercado y solucionando los proble-
mas ambientales mediante la tecnología.
Dentro de los economistas que defien-
den este enfoque destaca Robert M.
Solow, galardonado con el premio No-
vel en 1987 por sus trabajos sobre el
crecimiento económico. Según el autor
lo que debe ser conservado es el valor
del stock de capital (incluyendo el capi-
tal natural) con el que cuenta la sociedad,
permitiendo a las generaciones futuras la
posibilidad de seguir produciendo bien-
estar económico en igual situación que
la actual (Naredo J.M, op.cit). Esta
visión explica como para muchos
economistas la solución a los problemas
ambientales son las mejoras tecnológi-
cas ya que es posible el cambio de capi-
tal natural por capital productivo
(Bonaïuti M., 2006).
Por el contrario, el enfoque del
“Desarrollo Sostenible Fuerte” plantea
que hay que tener en cuenta el aspecto
termodinámico y ecológico de la Tierra.
Desde esta perspectiva el capital natural
resulta imprescindible y el papel de la
naturaleza es el de preservarlo, no
pudiéndose entender, en este contexto,
un cambio de capital natural por capital
productivo. Se trata, en definitiva, de
una visión que partiendo de las Leyes de
la Termodinámica y de la Hipótesis Gaia
plantea que hay que limitar los flujos de
materia y energía a aquello que pueda
asimilar la capacidad de carga de la
Tierra.
Esta controversia conceptual,
lejos de haberse cerrado, se ha amplia-
do en los últimos años al surgir nuevas
propuestas que plantean la imposibili-
dad de un Desarrollo Sostenible en
términos ambientales y que la única
alternativa para garantizar la supervi-
vencia del planeta y la especie
humana es el decrecimiento (Taibo,
2010). Este decrecimiento también
afectaría al turismo en tanto se funda-
menta, necesariamente, en una de las
actividades que más impactos am-
bientales genera: el traslado de perso-
nas y mercancías de unos lugares a
otros con lo que esto implica en con-
sumo de energía. En este sentido, la
reciente aparición de nuevas propues-
tas como el “Turismo Slow” vienen a
plantear alternativas, en parte contra-
dictorias, para resolver el problema.
Sin embargo, estas se centran hasta el
momento en el nivel teórico mientras
que apenas disponemos de investiga-
ciones empíricas que constaten o no
su viabilidad (De Luis, A., 2011)
3. Adaptación de la sostenibili-
dad al turismo: El Turismo Sosteni-
ble
Desde la década de los 90,
época en la que se comienza a hablar
de Turismo Sostenible, empiezan a
surgir numerosas publicaciones que
giran en torno a este paradigma. En
este contexto, consideramos necesario
considerar, además de los argumentos
defendidos sobre el Turismo Sosteni-
ble en grandes conferencias y docu-
mentos oficiales normativos o instru-
mentales, propuestas de investigacio-
nes que marcan las últimas tendencias
relativas a procesos de desarrollo tu-
rístico sostenible.
a) Las aproximaciones teóricas
Wearing y Neil (1999) son partidarios
de que para entender qué es el Turis-
mo Sostenible hay que establecer, en
primer lugar, las diferencias existen-
tes con otros conceptos similares co-
mo el de turismo alternativo o turismo
de bajo impacto. En este sentido ha-
cen especial referencia al concepto de
“turismo alternativo” como aquel
contrario al convencional que se es-
fuerza por minimizar los impactos
medioambientales y socioculturales.
Dentro del turismo alternativo se en-
contraría el turismo cultural, educati-
vo, científico, de aventura, agroturis-
mo y de forma transversal a todos
ellos el Turismo Sostenible. Por su
parte, el turismo de bajo impacto es
aquel que establece un sistema de
gestión de los recursos. Estos investi-
gadores entienden como Turismo Sos-
tenible aquel que es capaz de favore-
cer el equilibrio ecológico.
Continuando con el análisis de
términos similares el turismo respon-
sable es aquel que trata de minimizar
los impactos negativos a la vez favo-
rece los positivos. En este contexto, el
turismo responsable y el turismo justo
pueden integrarse como propuestas de
actuación necesarias para la sostenibi-
lidad (Miralles A., Rossello A., 2006).
De hecho, conceptos como turismo
responsable o turismo consciente dan
un paso más en referencia al Turismo
Sostenible ya que implican a la oferta
y su sistema de producción y a la
demanda y su actitud ante el consumo
de productos y actividades.
La Organización Mundial del
Turismo (OMT) define Turismo Sos-
tenible partiendo del concepto Desa-
rrollo Sostenible del Informe Brudt-
land como “el turismo que tiene ple-
namente en cuenta las repercusiones
actuales y futuras, económicas, socia-
les y medioambientales para satisfa-
cer las necesidades de los visitantes,
de la industria, del entorno y de las
comunidades anfitrionas”. A partir de
este concepto, una revisión de la li-
teratura sobre la materia permite obte-
ner las siguientes recomendaciones a
aplicar para implantar un Turismo
Sostenible en el territorio:
La actividad turística no debe
sobrepasar la capacidad de carga
(Fullana y Ayuso, 2002) del territorio
y de los recursos turísticos. Esto im-
plica un trabajo previo exhaustivo de
investigación aplicada que debe ser
mantenido en el tiempo, puesto que la
realidad evoluciona y se modifica
conforme avanza el proceso de desa-
rrollo turístico.
Es importante definir directri-
ces de planificación del desarrollo
turístico (Wearing y Neill, 1999) que
deben ser respetadas por los agentes
públicos y privados.
Debe prestarse especial im-
portancia a la identificación y evalua-
ción de los impactos del turismo, es-
pecialmente los generados por los di-
ferentes tipos de turistas (Stoeckl N.,
Gresner R., Nayochi C., 2006) y de
turismos. Los impactos deben ser
monitorizados y en este sentido cobra
interés la creación de observatorios
turísticos para la sostenibilidad.
Deben de utilizarse indicado-
res de sostenibilidad como la Huella
Ecológica (Hunter C., Shaw J., 2007)
para controlar y/o modificar la prácti-
ca de las actividades turísticas tanto
desde el punto de vista de la oferta
como de la demanda.
Para mantener los niveles de
rentabilidad y garantizar la sostenibi-
lidad debe priorizarse la calidad de
experiencia para el visitante (Pérez de
las Heras, 2003). Esta propuesta entra
en contradicción con otras estrategias
muy extendidas basadas únicamente
en el crecimiento de oferte y deman-
da.
Para garantizar la sostenibili-
dad social y económica es imprescin-
dible la participación de las poblacio-
nes locales en la toma de decisiones y
reparto de beneficios (Liu A., Wall G.,
2006), así como la cooperación entre
agentes y el liderazgo de las adminis-
traciones (Jackson J., Murphy P.,
2006). Por ello, la sostenibilidad de un
proceso de desarrollo turístico requie-
re un enfoque a medio y largo plazo,
así como esfuerzos considerables en
la gestión de conflictos desde una
perspectiva democrática, participativa
y transparente en tanto se fundamenta
en la negociación del reparto y distri-
bución de los beneficios.
Una visión integral del concepto es
defendida por Kart que entiende como
Turismo Sostenible todos los tipos de
turismo que contribuyan al Desarrollo
Sostenible y que tiendan al equilibrio
entre las dimensiones económicas,
ambientales y socioculturales (Kart
1991, en Díaz F.M., 2006). En este
sentido Ivars (2001) a partir de Hall
(2000) y ETB (1991) establece un
modelo conceptual (ver figura 1) sus-
tentado en el equilibrio entre equidad
social, eficiencia económica y conser-
vación ambiental.
74
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Esta controversia conceptual,
lejos de haberse cerrado, se ha amplia-
do en los últimos años al surgir nuevas
propuestas que plantean la imposibili-
dad de un Desarrollo Sostenible en
términos ambientales y que la única
alternativa para garantizar la supervi-
vencia del planeta y la especie
humana es el decrecimiento (Taibo,
2010). Este decrecimiento también
afectaría al turismo en tanto se funda-
menta, necesariamente, en una de las
actividades que más impactos am-
bientales genera: el traslado de perso-
nas y mercancías de unos lugares a
otros con lo que esto implica en con-
sumo de energía. En este sentido, la
reciente aparición de nuevas propues-
tas como el “Turismo Slow” vienen a
plantear alternativas, en parte contra-
dictorias, para resolver el problema.
Sin embargo, estas se centran hasta el
momento en el nivel teórico mientras
que apenas disponemos de investiga-
ciones empíricas que constaten o no
su viabilidad (De Luis, A., 2011)
3. Adaptación de la sostenibili-
dad al turismo: El Turismo Sosteni-
ble
Desde la década de los 90,
época en la que se comienza a hablar
de Turismo Sostenible, empiezan a
surgir numerosas publicaciones que
giran en torno a este paradigma. En
este contexto, consideramos necesario
considerar, además de los argumentos
defendidos sobre el Turismo Sosteni-
ble en grandes conferencias y docu-
mentos oficiales normativos o instru-
mentales, propuestas de investigacio-
nes que marcan las últimas tendencias
relativas a procesos de desarrollo tu-
rístico sostenible.
a) Las aproximaciones teóricas
Wearing y Neil (1999) son partidarios
de que para entender qué es el Turis-
mo Sostenible hay que establecer, en
primer lugar, las diferencias existen-
tes con otros conceptos similares co-
mo el de turismo alternativo o turismo
de bajo impacto. En este sentido ha-
cen especial referencia al concepto de
“turismo alternativo” como aquel
contrario al convencional que se es-
fuerza por minimizar los impactos
medioambientales y socioculturales.
Dentro del turismo alternativo se en-
contraría el turismo cultural, educati-
vo, científico, de aventura, agroturis-
mo y de forma transversal a todos
ellos el Turismo Sostenible. Por su
parte, el turismo de bajo impacto es
aquel que establece un sistema de
gestión de los recursos. Estos investi-
gadores entienden como Turismo Sos-
tenible aquel que es capaz de favore-
cer el equilibrio ecológico.
Continuando con el análisis de
términos similares el turismo respon-
sable es aquel que trata de minimizar
los impactos negativos a la vez favo-
rece los positivos. En este contexto, el
turismo responsable y el turismo justo
pueden integrarse como propuestas de
actuación necesarias para la sostenibi-
lidad (Miralles A., Rossello A., 2006).
De hecho, conceptos como turismo
responsable o turismo consciente dan
un paso más en referencia al Turismo
Sostenible ya que implican a la oferta
y su sistema de producción y a la
demanda y su actitud ante el consumo
de productos y actividades.
La Organización Mundial del
Turismo (OMT) define Turismo Sos-
tenible partiendo del concepto Desa-
rrollo Sostenible del Informe Brudt-
land como “el turismo que tiene ple-
namente en cuenta las repercusiones
actuales y futuras, económicas, socia-
les y medioambientales para satisfa-
cer las necesidades de los visitantes,
de la industria, del entorno y de las
comunidades anfitrionas”. A partir de
este concepto, una revisión de la li-
teratura sobre la materia permite obte-
ner las siguientes recomendaciones a
aplicar para implantar un Turismo
Sostenible en el territorio:
La actividad turística no debe
sobrepasar la capacidad de carga
(Fullana y Ayuso, 2002) del territorio
y de los recursos turísticos. Esto im-
plica un trabajo previo exhaustivo de
investigación aplicada que debe ser
mantenido en el tiempo, puesto que la
realidad evoluciona y se modifica
conforme avanza el proceso de desa-
rrollo turístico.
Es importante definir directri-
ces de planificación del desarrollo
turístico (Wearing y Neill, 1999) que
deben ser respetadas por los agentes
públicos y privados.
Debe prestarse especial im-
portancia a la identificación y evalua-
ción de los impactos del turismo, es-
pecialmente los generados por los di-
ferentes tipos de turistas (Stoeckl N.,
Gresner R., Nayochi C., 2006) y de
turismos. Los impactos deben ser
monitorizados y en este sentido cobra
interés la creación de observatorios
turísticos para la sostenibilidad.
Deben de utilizarse indicado-
res de sostenibilidad como la Huella
Ecológica (Hunter C., Shaw J., 2007)
para controlar y/o modificar la prácti-
ca de las actividades turísticas tanto
desde el punto de vista de la oferta
como de la demanda.
Para mantener los niveles de
rentabilidad y garantizar la sostenibi-
lidad debe priorizarse la calidad de
experiencia para el visitante (Pérez de
las Heras, 2003). Esta propuesta entra
en contradicción con otras estrategias
muy extendidas basadas únicamente
en el crecimiento de oferte y deman-
da.
Para garantizar la sostenibili-
dad social y económica es imprescin-
dible la participación de las poblacio-
nes locales en la toma de decisiones y
reparto de beneficios (Liu A., Wall G.,
2006), así como la cooperación entre
agentes y el liderazgo de las adminis-
traciones (Jackson J., Murphy P.,
2006). Por ello, la sostenibilidad de un
proceso de desarrollo turístico requie-
re un enfoque a medio y largo plazo,
así como esfuerzos considerables en
la gestión de conflictos desde una
perspectiva democrática, participativa
y transparente en tanto se fundamenta
en la negociación del reparto y distri-
bución de los beneficios.
Una visión integral del concepto es
defendida por Kart que entiende como
Turismo Sostenible todos los tipos de
turismo que contribuyan al Desarrollo
Sostenible y que tiendan al equilibrio
entre las dimensiones económicas,
ambientales y socioculturales (Kart
1991, en Díaz F.M., 2006). En este
sentido Ivars (2001) a partir de Hall
(2000) y ETB (1991) establece un
modelo conceptual (ver figura 1) sus-
tentado en el equilibrio entre equidad
social, eficiencia económica y conser-
vación ambiental.
75
Martín y Martín
Esta controversia conceptual,
lejos de haberse cerrado, se ha amplia-
do en los últimos años al surgir nuevas
propuestas que plantean la imposibili-
dad de un Desarrollo Sostenible en
términos ambientales y que la única
alternativa para garantizar la supervi-
vencia del planeta y la especie
humana es el decrecimiento (Taibo,
2010). Este decrecimiento también
afectaría al turismo en tanto se funda-
menta, necesariamente, en una de las
actividades que más impactos am-
bientales genera: el traslado de perso-
nas y mercancías de unos lugares a
otros con lo que esto implica en con-
sumo de energía. En este sentido, la
reciente aparición de nuevas propues-
tas como el “Turismo Slow” vienen a
plantear alternativas, en parte contra-
dictorias, para resolver el problema.
Sin embargo, estas se centran hasta el
momento en el nivel teórico mientras
que apenas disponemos de investiga-
ciones empíricas que constaten o no
su viabilidad (De Luis, A., 2011)
3. Adaptación de la sostenibili-
dad al turismo: El Turismo Sosteni-
ble
Desde la década de los 90,
época en la que se comienza a hablar
de Turismo Sostenible, empiezan a
surgir numerosas publicaciones que
giran en torno a este paradigma. En
este contexto, consideramos necesario
considerar, además de los argumentos
defendidos sobre el Turismo Sosteni-
ble en grandes conferencias y docu-
mentos oficiales normativos o instru-
mentales, propuestas de investigacio-
nes que marcan las últimas tendencias
relativas a procesos de desarrollo tu-
rístico sostenible.
a) Las aproximaciones teóricas
Wearing y Neil (1999) son partidarios
de que para entender qué es el Turis-
mo Sostenible hay que establecer, en
primer lugar, las diferencias existen-
tes con otros conceptos similares co-
mo el de turismo alternativo o turismo
de bajo impacto. En este sentido ha-
cen especial referencia al concepto de
“turismo alternativo” como aquel
contrario al convencional que se es-
fuerza por minimizar los impactos
medioambientales y socioculturales.
Dentro del turismo alternativo se en-
contraría el turismo cultural, educati-
vo, científico, de aventura, agroturis-
mo y de forma transversal a todos
ellos el Turismo Sostenible. Por su
parte, el turismo de bajo impacto es
aquel que establece un sistema de
gestión de los recursos. Estos investi-
gadores entienden como Turismo Sos-
tenible aquel que es capaz de favore-
cer el equilibrio ecológico.
Continuando con el análisis de
términos similares el turismo respon-
sable es aquel que trata de minimizar
los impactos negativos a la vez favo-
rece los positivos. En este contexto, el
turismo responsable y el turismo justo
pueden integrarse como propuestas de
actuación necesarias para la sostenibi-
lidad (Miralles A., Rossello A., 2006).
De hecho, conceptos como turismo
responsable o turismo consciente dan
un paso más en referencia al Turismo
Sostenible ya que implican a la oferta
y su sistema de producción y a la
demanda y su actitud ante el consumo
de productos y actividades.
La Organización Mundial del
Turismo (OMT) define Turismo Sos-
tenible partiendo del concepto Desa-
rrollo Sostenible del Informe Brudt-
land como “el turismo que tiene ple-
namente en cuenta las repercusiones
actuales y futuras, económicas, socia-
les y medioambientales para satisfa-
cer las necesidades de los visitantes,
de la industria, del entorno y de las
comunidades anfitrionas”. A partir de
este concepto, una revisión de la li-
teratura sobre la materia permite obte-
ner las siguientes recomendaciones a
aplicar para implantar un Turismo
Sostenible en el territorio:
La actividad turística no debe
sobrepasar la capacidad de carga
(Fullana y Ayuso, 2002) del territorio
y de los recursos turísticos. Esto im-
plica un trabajo previo exhaustivo de
investigación aplicada que debe ser
mantenido en el tiempo, puesto que la
realidad evoluciona y se modifica
conforme avanza el proceso de desa-
rrollo turístico.
Es importante definir directri-
ces de planificación del desarrollo
turístico (Wearing y Neill, 1999) que
deben ser respetadas por los agentes
públicos y privados.
Debe prestarse especial im-
portancia a la identificación y evalua-
ción de los impactos del turismo, es-
pecialmente los generados por los di-
ferentes tipos de turistas (Stoeckl N.,
Gresner R., Nayochi C., 2006) y de
turismos. Los impactos deben ser
monitorizados y en este sentido cobra
interés la creación de observatorios
turísticos para la sostenibilidad.
Deben de utilizarse indicado-
res de sostenibilidad como la Huella
Ecológica (Hunter C., Shaw J., 2007)
para controlar y/o modificar la prácti-
ca de las actividades turísticas tanto
desde el punto de vista de la oferta
como de la demanda.
Para mantener los niveles de
rentabilidad y garantizar la sostenibi-
lidad debe priorizarse la calidad de
experiencia para el visitante (Pérez de
las Heras, 2003). Esta propuesta entra
en contradicción con otras estrategias
muy extendidas basadas únicamente
en el crecimiento de oferte y deman-
da.
Para garantizar la sostenibili-
dad social y económica es imprescin-
dible la participación de las poblacio-
nes locales en la toma de decisiones y
reparto de beneficios (Liu A., Wall G.,
2006), así como la cooperación entre
agentes y el liderazgo de las adminis-
traciones (Jackson J., Murphy P.,
2006). Por ello, la sostenibilidad de un
proceso de desarrollo turístico requie-
re un enfoque a medio y largo plazo,
así como esfuerzos considerables en
la gestión de conflictos desde una
perspectiva democrática, participativa
y transparente en tanto se fundamenta
en la negociación del reparto y distri-
bución de los beneficios.
Una visión integral del concepto es
defendida por Kart que entiende como
Turismo Sostenible todos los tipos de
turismo que contribuyan al Desarrollo
Sostenible y que tiendan al equilibrio
entre las dimensiones económicas,
ambientales y socioculturales (Kart
1991, en Díaz F.M., 2006). En este
sentido Ivars (2001) a partir de Hall
(2000) y ETB (1991) establece un
modelo conceptual (ver figura 1) sus-
tentado en el equilibrio entre equidad
social, eficiencia económica y conser-
vación ambiental.
EQUIDAD SOCIAL
Beneficios para la sociedad
local
Empleo y renta
Calidad de vida
Participación pública
Respeto valores
socioculturales
CONSERVACIÓN
AMBIENTAL
Preservación de la
biodiversidad
Uso racional de los recursos
Conservación desde una
perspectiva intrageneracional
EFICIENCIA
ECONÓMICA
- Viabilidad de la actividad
- Viabilidad de las
empresas
- Satisfacción de la
demanda
Fuente: Elaboración propia
76
Figura 1: modelo conceptual del turismo sostenible
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Bajo planteamientos similares,
Coccosis (1996) establece una clasifi-
cación de las diferentes interpretacio-
nes del Turismo Sostenible en función
al peso que dan a la equidad social, la
eficiencia económica y la conserva-
ción ambiental (ver figura 2). En este
contexto, cuando prevalece la eficien-
cia económica nos encontramos con
lo que el autor denomina “sostenibili-
dad económica del turismo” cuyo
objetivo es la viabilidad de la activi-
dad turística a través del producto
turístico. Asimismo, define el “desa-
rrollo turístico sostenible” a aquel que
busca la viabilidad turística a largo
plazo a la vez que protege el medio
ambiente, mientras que prima el enfo-
que conservacionista dirigido a la
preservación de los recursos naturales
y los ecosistemas utiliza el término
“Turismo ecológicamente sostenible”.
Por último encontramos la interpreta-
ción que considera la sostenibilidad
turística como parte de una estrategia
global de Desarrollo Sostenible a una
escalda territorial determinada y que
promueve el equilibrio entre conser-
vación ambiental, equidad social y
eficiencia económica.
Fuente: Coccosis, 1996
En definitiva, a nivel acadé-
mico el concepto Turismo Sostenible
ha evolucionado en paralelo al de
Desarrollo Sostenible integrando el
concepto de equilibrio entre los com-
ponentes. Sin embargo, apenas se ha
generado un debate en torno a si es
necesario un cambio en el modelo
económico y consecuentemente en el
modelo turístico para la consecución
de desarrollos turísticos sostenibles.
En la práctica esto supone asumir la
herencia de imprecisiones, incogruen-
cias y debates inconclusos en torno al
concepto Desarrollo Sostenible que
dificulta su aplicación real y la puesta
en marcha de procesos turísticos sos-
tenibles en territorios concretos. Algo
que por otra parte, y a tenor de nuevos
planteamientos como los realizados
por la “Teoría del Decrecimiento” o el
movimiento “Slow”, puede ser invia-
ble.
b) La visión institucional
Organizaciones internacionales como
la Organización Mundial del Turismo
(OMT), la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza
(UICN), o Naciones Unidas en su
Programa para el Medio Ambiente
(PNUMA) han planteado, en diferen-
tes eventos propuestas en torno al
concepto Turismo Sostenible.
En la escala internacional se
comienza a hablar de sostenibilidad
turística en la década de los 90,
cuando se presenta a nivel global el
concepto de Desarrollo Sostenible en
la Cumbre de Río de Janeiro. La
primera vez que se hace referencia
explícita al Turismo Sostenible en el
ámbito internacional es en la Carta del
Turismo Sostenible aprobada en Lan-
zarote (España) en 1995. Entre los
principales planteamientos del docu-
mento destaca la importancia de la
dimensión social en los procesos de
desarrollo turístico sostenible, parti-
cularmente de los efectos del turismo
sobre las poblaciones y la necesidad
de una participación activa de la co-
munidad en la planificación, gestión y
control de los procesos de desarrollo.
Asimismo se hace referencia a la
planificación y la gestión integrada
como herramientas para lograr proce-
sos de desarrollo turísticos sosteni-
bles.
Durante la “Conferencia de
Globo 90” en Canadá se establecieron
una serie de directrices sobre el papel
de los gobiernos en la planificación
del Turismo Sostenible, planteando
que todos los departamentos del go-
bierno relacionados con el turismo
deben tener información sobre el
Desarrollo Sostenible. Más tarde, la
“Declaración de Berlín”, redactada
durante la Conferencia Internacional
de Ministros del Ambiente sobre
Biodiversidad y Turismo (1997), se
trabajó con un concepto de Turismo
Sostenible muy influido por el Con-
venio de Diversidad Biológica y la
Agenda 21. El documento centra su
atención en la importancia de dismi-
nuir los impactos del turismo sobre la
diversidad biológica y la conserva-
ción de la naturaleza, vuelve a incidir
en la importancia de la participación
de todos los actores implicados, en la
necesidad de planificar las activida-
des turísticas y en la relevancia de lo
local. En este sentido, el documento
“Agenda 21 para la Industria de
Viajes y Turismo: Hacia un Desarro-
llo Sostenible Ambientalmente” ela-
borado por el Word Travel & Tourism
Council (WTTC), la OMT y el Con-
sejo de la Tierra, plantea el enfoque
local como uno de los principios a
tener en cuenta en procesos de soste-
nibilidad turística y que este debe ser
considerado desde distintos puntos de
vista: la planificación turística, la im-
portancia de generar empleo para la
población de un destino y la necesi-
dad de respetar los valores y la cultura
locales.
En 1999, en Santiago de Chile
se aprobó el “Código Ético Mundial
para el Turismo”. Con un enfoque
débil de sostenibilidad muy orientado
a la liberalización del mercado turísti-
co, se considera que respetando deter-
minados principios, esta actividad y el
crecimiento económico no son in-
compatibles con la protección del me-
dio ambiente ni el desarrollo de las
comunidades receptoras.
En el marco internacional del
Año Mundial del Ecoturismo (2002)
tuvo lugar la “Cumbre Mundial del
Ecoturismo”, en Québec (Canadá),
organizada por el PNUMA y la OMT.
Entre sus principales resultados desta-
ca la “Declaración de Québec sobre
Ecoturismo” en la que se plantea la
necesidad de aplicar una ordenación
territorial participada, la búsqueda de
políticas empresariales sostenibles y
la importancia de definir programas
de interpretación para visitantes.
En el mismo año, el “Plan de
Acción de Johannesburgo”, informe
elaborado en la Cumbre Mundial de
Desarrollo Sostenible de Johannes-
burgo, también se destinó un espacio
al Turismo Sostenible partiendo de la
importancia social, económica y am-
biental del fenómeno. Los principios
fundamentales en los que se basa este
documento son el desarrollo de las
poblaciones locales y la protección de
su entorno y cultura, ideas que apare-
cen de manera reiterada a lo largo del
texto. El Plan de Acción considera en
este sentido al turismo como herra-
mienta para conseguir un Desarrollo
Sostenible asumiendo que puede con-
tribuir al crecimiento económico de
países en vías de desarrollo.
Más tarde, en 2003 y 2007, se
desarrollaron la I y II Conferencia
Internacional sobre Cambio Climáti-
co y Turismo en Túnez y Suiza res-
pectivamente. En la conferencia de
2007 se aprobó la “Declaración de
Davos sobre Cambio Climático y
Turismo” que destaca la interrelación
entre turismo y clima, considerando a
este último como un recurso esencial
para el turismo y planteando cómo el
turismo afecta al calentamiento glo-
bal.
El documento también plantea
la necesidad de adoptar medidas polí-
ticas orientadas al fomento del Turis-
mo Sostenible y otras orientadas a la
disminución de emisiones de gases de
efecto invernadero por parte de las
empresas del sector, a favorecer la
adaptación de las empresas y los
destinos al cambio de condiciones
climáticas y a fomentar la aplicación
de técnicas de eficiencia energética
(Declaración de Davos, 2007).
Un año después, en 2008, la
OMT y otras organizaciones del siste-
ma de las Naciones Unidas presenta-
ron los “Criterios Globales de Turis-
mo Sostenible” en el “Congreso Mun-
dial de la Naturaleza”, Barcelona
(España). Se trata de criterios dirigi-
dos a grandes empresas vinculados a
la gestión eficaz, la maximización de
los beneficios sociales y económicos
a la comunidad local, la maximiza-
ción de los beneficios para el patrimo-
nio cultural y para el medio ambiente.
Sin embargo y a pesar de que los obje-
tivos eran promover una mejor com-
prensión de las prácticas de Turismo
Sostenible y la adopción de sus prin-
cipios universales, apenas aporta nada
nuevo tratándose de una declaración
de intenciones con evidente enfoque
de sostenibilidad débil.
En definitiva, tras este repaso
sintético por los principales documen-
tos relacionados con Turismo Sosteni-
ble podemos identificar una serie de
argumentos comunes en todos ellos
que hemos sintetizado en la tabla 2.
Figura Nº 2: Interpretaciones de turismo sostenible
Eficiencia económica
Equidad social
Conservación ambiental
Sostenibilidad económica del turismo
Desarrollo turístico sostenible
SOSTENIBILIDAD
Turismo ecológicamente sostenible
77
Martín y Martín
En definitiva, a nivel acadé-
mico el concepto Turismo Sostenible
ha evolucionado en paralelo al de
Desarrollo Sostenible integrando el
concepto de equilibrio entre los com-
ponentes. Sin embargo, apenas se ha
generado un debate en torno a si es
necesario un cambio en el modelo
económico y consecuentemente en el
modelo turístico para la consecución
de desarrollos turísticos sostenibles.
En la práctica esto supone asumir la
herencia de imprecisiones, incogruen-
cias y debates inconclusos en torno al
concepto Desarrollo Sostenible que
dificulta su aplicación real y la puesta
en marcha de procesos turísticos sos-
tenibles en territorios concretos. Algo
que por otra parte, y a tenor de nuevos
planteamientos como los realizados
por la “Teoría del Decrecimiento” o el
movimiento “Slow”, puede ser invia-
ble.
b) La visión institucional
Organizaciones internacionales como
la Organización Mundial del Turismo
(OMT), la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza
(UICN), o Naciones Unidas en su
Programa para el Medio Ambiente
(PNUMA) han planteado, en diferen-
tes eventos propuestas en torno al
concepto Turismo Sostenible.
En la escala internacional se
comienza a hablar de sostenibilidad
turística en la década de los 90,
cuando se presenta a nivel global el
concepto de Desarrollo Sostenible en
la Cumbre de Río de Janeiro. La
primera vez que se hace referencia
explícita al Turismo Sostenible en el
ámbito internacional es en la Carta del
Turismo Sostenible aprobada en Lan-
zarote (España) en 1995. Entre los
principales planteamientos del docu-
mento destaca la importancia de la
dimensión social en los procesos de
desarrollo turístico sostenible, parti-
cularmente de los efectos del turismo
sobre las poblaciones y la necesidad
de una participación activa de la co-
munidad en la planificación, gestión y
control de los procesos de desarrollo.
Asimismo se hace referencia a la
planificación y la gestión integrada
como herramientas para lograr proce-
sos de desarrollo turísticos sosteni-
bles.
Durante la “Conferencia de
Globo 90” en Canadá se establecieron
una serie de directrices sobre el papel
de los gobiernos en la planificación
del Turismo Sostenible, planteando
que todos los departamentos del go-
bierno relacionados con el turismo
deben tener información sobre el
Desarrollo Sostenible. Más tarde, la
“Declaración de Berlín”, redactada
durante la Conferencia Internacional
de Ministros del Ambiente sobre
Biodiversidad y Turismo (1997), se
trabajó con un concepto de Turismo
Sostenible muy influido por el Con-
venio de Diversidad Biológica y la
Agenda 21. El documento centra su
atención en la importancia de dismi-
nuir los impactos del turismo sobre la
diversidad biológica y la conserva-
ción de la naturaleza, vuelve a incidir
en la importancia de la participación
de todos los actores implicados, en la
necesidad de planificar las activida-
des turísticas y en la relevancia de lo
local. En este sentido, el documento
“Agenda 21 para la Industria de
Viajes y Turismo: Hacia un Desarro-
llo Sostenible Ambientalmente” ela-
borado por el Word Travel & Tourism
Council (WTTC), la OMT y el Con-
sejo de la Tierra, plantea el enfoque
local como uno de los principios a
tener en cuenta en procesos de soste-
nibilidad turística y que este debe ser
considerado desde distintos puntos de
vista: la planificación turística, la im-
portancia de generar empleo para la
población de un destino y la necesi-
dad de respetar los valores y la cultura
locales.
En 1999, en Santiago de Chile
se aprobó el “Código Ético Mundial
para el Turismo”. Con un enfoque
débil de sostenibilidad muy orientado
a la liberalización del mercado turísti-
co, se considera que respetando deter-
minados principios, esta actividad y el
crecimiento económico no son in-
compatibles con la protección del me-
dio ambiente ni el desarrollo de las
comunidades receptoras.
En el marco internacional del
Año Mundial del Ecoturismo (2002)
tuvo lugar la “Cumbre Mundial del
Ecoturismo”, en Québec (Canadá),
organizada por el PNUMA y la OMT.
Entre sus principales resultados desta-
ca la “Declaración de Québec sobre
Ecoturismo” en la que se plantea la
necesidad de aplicar una ordenación
territorial participada, la búsqueda de
políticas empresariales sostenibles y
la importancia de definir programas
de interpretación para visitantes.
En el mismo año, el “Plan de
Acción de Johannesburgo”, informe
elaborado en la Cumbre Mundial de
Desarrollo Sostenible de Johannes-
burgo, también se destinó un espacio
al Turismo Sostenible partiendo de la
importancia social, económica y am-
biental del fenómeno. Los principios
fundamentales en los que se basa este
documento son el desarrollo de las
poblaciones locales y la protección de
su entorno y cultura, ideas que apare-
cen de manera reiterada a lo largo del
texto. El Plan de Acción considera en
este sentido al turismo como herra-
mienta para conseguir un Desarrollo
Sostenible asumiendo que puede con-
tribuir al crecimiento económico de
países en vías de desarrollo.
Más tarde, en 2003 y 2007, se
desarrollaron la I y II Conferencia
Internacional sobre Cambio Climáti-
co y Turismo en Túnez y Suiza res-
pectivamente. En la conferencia de
2007 se aprobó la “Declaración de
Davos sobre Cambio Climático y
Turismo” que destaca la interrelación
entre turismo y clima, considerando a
este último como un recurso esencial
para el turismo y planteando cómo el
turismo afecta al calentamiento glo-
bal.
El documento también plantea
la necesidad de adoptar medidas polí-
ticas orientadas al fomento del Turis-
mo Sostenible y otras orientadas a la
disminución de emisiones de gases de
efecto invernadero por parte de las
empresas del sector, a favorecer la
adaptación de las empresas y los
destinos al cambio de condiciones
climáticas y a fomentar la aplicación
de técnicas de eficiencia energética
(Declaración de Davos, 2007).
Un año después, en 2008, la
OMT y otras organizaciones del siste-
ma de las Naciones Unidas presenta-
ron los “Criterios Globales de Turis-
mo Sostenible” en el “Congreso Mun-
dial de la Naturaleza”, Barcelona
(España). Se trata de criterios dirigi-
dos a grandes empresas vinculados a
la gestión eficaz, la maximización de
los beneficios sociales y económicos
a la comunidad local, la maximiza-
ción de los beneficios para el patrimo-
nio cultural y para el medio ambiente.
Sin embargo y a pesar de que los obje-
tivos eran promover una mejor com-
prensión de las prácticas de Turismo
Sostenible y la adopción de sus prin-
cipios universales, apenas aporta nada
nuevo tratándose de una declaración
de intenciones con evidente enfoque
de sostenibilidad débil.
En definitiva, tras este repaso
sintético por los principales documen-
tos relacionados con Turismo Sosteni-
ble podemos identificar una serie de
argumentos comunes en todos ellos
que hemos sintetizado en la tabla 2.
78
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
En definitiva, a nivel acadé-
mico el concepto Turismo Sostenible
ha evolucionado en paralelo al de
Desarrollo Sostenible integrando el
concepto de equilibrio entre los com-
ponentes. Sin embargo, apenas se ha
generado un debate en torno a si es
necesario un cambio en el modelo
económico y consecuentemente en el
modelo turístico para la consecución
de desarrollos turísticos sostenibles.
En la práctica esto supone asumir la
herencia de imprecisiones, incogruen-
cias y debates inconclusos en torno al
concepto Desarrollo Sostenible que
dificulta su aplicación real y la puesta
en marcha de procesos turísticos sos-
tenibles en territorios concretos. Algo
que por otra parte, y a tenor de nuevos
planteamientos como los realizados
por la “Teoría del Decrecimiento” o el
movimiento “Slow”, puede ser invia-
ble.
b) La visión institucional
Organizaciones internacionales como
la Organización Mundial del Turismo
(OMT), la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza
(UICN), o Naciones Unidas en su
Programa para el Medio Ambiente
(PNUMA) han planteado, en diferen-
tes eventos propuestas en torno al
concepto Turismo Sostenible.
En la escala internacional se
comienza a hablar de sostenibilidad
turística en la década de los 90,
cuando se presenta a nivel global el
concepto de Desarrollo Sostenible en
la Cumbre de Río de Janeiro. La
primera vez que se hace referencia
explícita al Turismo Sostenible en el
ámbito internacional es en la Carta del
Turismo Sostenible aprobada en Lan-
zarote (España) en 1995. Entre los
principales planteamientos del docu-
mento destaca la importancia de la
dimensión social en los procesos de
desarrollo turístico sostenible, parti-
cularmente de los efectos del turismo
sobre las poblaciones y la necesidad
de una participación activa de la co-
munidad en la planificación, gestión y
control de los procesos de desarrollo.
Asimismo se hace referencia a la
planificación y la gestión integrada
como herramientas para lograr proce-
sos de desarrollo turísticos sosteni-
bles.
Durante la “Conferencia de
Globo 90” en Canadá se establecieron
una serie de directrices sobre el papel
de los gobiernos en la planificación
del Turismo Sostenible, planteando
que todos los departamentos del go-
bierno relacionados con el turismo
deben tener información sobre el
Desarrollo Sostenible. Más tarde, la
“Declaración de Berlín”, redactada
durante la Conferencia Internacional
de Ministros del Ambiente sobre
Biodiversidad y Turismo (1997), se
trabajó con un concepto de Turismo
Sostenible muy influido por el Con-
venio de Diversidad Biológica y la
Agenda 21. El documento centra su
atención en la importancia de dismi-
nuir los impactos del turismo sobre la
diversidad biológica y la conserva-
ción de la naturaleza, vuelve a incidir
en la importancia de la participación
de todos los actores implicados, en la
necesidad de planificar las activida-
des turísticas y en la relevancia de lo
local. En este sentido, el documento
“Agenda 21 para la Industria de
Viajes y Turismo: Hacia un Desarro-
llo Sostenible Ambientalmente” ela-
borado por el Word Travel & Tourism
Council (WTTC), la OMT y el Con-
sejo de la Tierra, plantea el enfoque
local como uno de los principios a
tener en cuenta en procesos de soste-
nibilidad turística y que este debe ser
considerado desde distintos puntos de
vista: la planificación turística, la im-
portancia de generar empleo para la
población de un destino y la necesi-
dad de respetar los valores y la cultura
locales.
En 1999, en Santiago de Chile
se aprobó el “Código Ético Mundial
para el Turismo”. Con un enfoque
débil de sostenibilidad muy orientado
a la liberalización del mercado turísti-
co, se considera que respetando deter-
minados principios, esta actividad y el
crecimiento económico no son in-
compatibles con la protección del me-
dio ambiente ni el desarrollo de las
comunidades receptoras.
En el marco internacional del
Año Mundial del Ecoturismo (2002)
tuvo lugar la “Cumbre Mundial del
Ecoturismo”, en Québec (Canadá),
organizada por el PNUMA y la OMT.
Entre sus principales resultados desta-
ca la “Declaración de Québec sobre
Ecoturismo” en la que se plantea la
necesidad de aplicar una ordenación
territorial participada, la búsqueda de
políticas empresariales sostenibles y
la importancia de definir programas
de interpretación para visitantes.
En el mismo año, el “Plan de
Acción de Johannesburgo”, informe
elaborado en la Cumbre Mundial de
Desarrollo Sostenible de Johannes-
burgo, también se destinó un espacio
al Turismo Sostenible partiendo de la
importancia social, económica y am-
biental del fenómeno. Los principios
fundamentales en los que se basa este
documento son el desarrollo de las
poblaciones locales y la protección de
su entorno y cultura, ideas que apare-
cen de manera reiterada a lo largo del
texto. El Plan de Acción considera en
este sentido al turismo como herra-
mienta para conseguir un Desarrollo
Sostenible asumiendo que puede con-
tribuir al crecimiento económico de
países en vías de desarrollo.
Más tarde, en 2003 y 2007, se
desarrollaron la I y II Conferencia
Internacional sobre Cambio Climáti-
co y Turismo en Túnez y Suiza res-
pectivamente. En la conferencia de
2007 se aprobó la “Declaración de
Davos sobre Cambio Climático y
Turismo” que destaca la interrelación
entre turismo y clima, considerando a
este último como un recurso esencial
para el turismo y planteando cómo el
turismo afecta al calentamiento glo-
bal.
El documento también plantea
la necesidad de adoptar medidas polí-
ticas orientadas al fomento del Turis-
mo Sostenible y otras orientadas a la
disminución de emisiones de gases de
efecto invernadero por parte de las
empresas del sector, a favorecer la
adaptación de las empresas y los
destinos al cambio de condiciones
climáticas y a fomentar la aplicación
de técnicas de eficiencia energética
(Declaración de Davos, 2007).
Un año después, en 2008, la
OMT y otras organizaciones del siste-
ma de las Naciones Unidas presenta-
ron los “Criterios Globales de Turis-
mo Sostenible” en el “Congreso Mun-
dial de la Naturaleza”, Barcelona
(España). Se trata de criterios dirigi-
dos a grandes empresas vinculados a
la gestión eficaz, la maximización de
los beneficios sociales y económicos
a la comunidad local, la maximiza-
ción de los beneficios para el patrimo-
nio cultural y para el medio ambiente.
Sin embargo y a pesar de que los obje-
tivos eran promover una mejor com-
prensión de las prácticas de Turismo
Sostenible y la adopción de sus prin-
cipios universales, apenas aporta nada
nuevo tratándose de una declaración
de intenciones con evidente enfoque
de sostenibilidad débil.
En definitiva, tras este repaso
sintético por los principales documen-
tos relacionados con Turismo Sosteni-
ble podemos identificar una serie de
argumentos comunes en todos ellos
que hemos sintetizado en la tabla 2.
79
Martín y Martín
En definitiva, a nivel acadé-
mico el concepto Turismo Sostenible
ha evolucionado en paralelo al de
Desarrollo Sostenible integrando el
concepto de equilibrio entre los com-
ponentes. Sin embargo, apenas se ha
generado un debate en torno a si es
necesario un cambio en el modelo
económico y consecuentemente en el
modelo turístico para la consecución
de desarrollos turísticos sostenibles.
En la práctica esto supone asumir la
herencia de imprecisiones, incogruen-
cias y debates inconclusos en torno al
concepto Desarrollo Sostenible que
dificulta su aplicación real y la puesta
en marcha de procesos turísticos sos-
tenibles en territorios concretos. Algo
que por otra parte, y a tenor de nuevos
planteamientos como los realizados
por la “Teoría del Decrecimiento” o el
movimiento “Slow”, puede ser invia-
ble.
b) La visión institucional
Organizaciones internacionales como
la Organización Mundial del Turismo
(OMT), la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza
(UICN), o Naciones Unidas en su
Programa para el Medio Ambiente
(PNUMA) han planteado, en diferen-
tes eventos propuestas en torno al
concepto Turismo Sostenible.
En la escala internacional se
comienza a hablar de sostenibilidad
turística en la década de los 90,
cuando se presenta a nivel global el
concepto de Desarrollo Sostenible en
la Cumbre de Río de Janeiro. La
primera vez que se hace referencia
explícita al Turismo Sostenible en el
ámbito internacional es en la Carta del
Turismo Sostenible aprobada en Lan-
zarote (España) en 1995. Entre los
principales planteamientos del docu-
mento destaca la importancia de la
dimensión social en los procesos de
desarrollo turístico sostenible, parti-
cularmente de los efectos del turismo
sobre las poblaciones y la necesidad
de una participación activa de la co-
munidad en la planificación, gestión y
control de los procesos de desarrollo.
Asimismo se hace referencia a la
planificación y la gestión integrada
como herramientas para lograr proce-
sos de desarrollo turísticos sosteni-
bles.
Durante la “Conferencia de
Globo 90” en Canadá se establecieron
una serie de directrices sobre el papel
de los gobiernos en la planificación
del Turismo Sostenible, planteando
que todos los departamentos del go-
bierno relacionados con el turismo
deben tener información sobre el
Desarrollo Sostenible. Más tarde, la
“Declaración de Berlín”, redactada
durante la Conferencia Internacional
de Ministros del Ambiente sobre
Biodiversidad y Turismo (1997), se
trabajó con un concepto de Turismo
Sostenible muy influido por el Con-
venio de Diversidad Biológica y la
Agenda 21. El documento centra su
atención en la importancia de dismi-
nuir los impactos del turismo sobre la
diversidad biológica y la conserva-
ción de la naturaleza, vuelve a incidir
en la importancia de la participación
de todos los actores implicados, en la
necesidad de planificar las activida-
des turísticas y en la relevancia de lo
local. En este sentido, el documento
“Agenda 21 para la Industria de
Viajes y Turismo: Hacia un Desarro-
llo Sostenible Ambientalmente” ela-
borado por el Word Travel & Tourism
Council (WTTC), la OMT y el Con-
sejo de la Tierra, plantea el enfoque
local como uno de los principios a
tener en cuenta en procesos de soste-
nibilidad turística y que este debe ser
considerado desde distintos puntos de
vista: la planificación turística, la im-
portancia de generar empleo para la
población de un destino y la necesi-
dad de respetar los valores y la cultura
locales.
En 1999, en Santiago de Chile
se aprobó el “Código Ético Mundial
para el Turismo”. Con un enfoque
débil de sostenibilidad muy orientado
a la liberalización del mercado turísti-
co, se considera que respetando deter-
minados principios, esta actividad y el
crecimiento económico no son in-
compatibles con la protección del me-
dio ambiente ni el desarrollo de las
comunidades receptoras.
En el marco internacional del
Año Mundial del Ecoturismo (2002)
tuvo lugar la “Cumbre Mundial del
Ecoturismo”, en Québec (Canadá),
organizada por el PNUMA y la OMT.
Entre sus principales resultados desta-
ca la “Declaración de Québec sobre
Ecoturismo” en la que se plantea la
necesidad de aplicar una ordenación
territorial participada, la búsqueda de
políticas empresariales sostenibles y
la importancia de definir programas
de interpretación para visitantes.
En el mismo año, el “Plan de
Acción de Johannesburgo”, informe
elaborado en la Cumbre Mundial de
Desarrollo Sostenible de Johannes-
burgo, también se destinó un espacio
al Turismo Sostenible partiendo de la
importancia social, económica y am-
biental del fenómeno. Los principios
fundamentales en los que se basa este
documento son el desarrollo de las
poblaciones locales y la protección de
su entorno y cultura, ideas que apare-
cen de manera reiterada a lo largo del
texto. El Plan de Acción considera en
este sentido al turismo como herra-
mienta para conseguir un Desarrollo
Sostenible asumiendo que puede con-
tribuir al crecimiento económico de
países en vías de desarrollo.
Más tarde, en 2003 y 2007, se
desarrollaron la I y II Conferencia
Internacional sobre Cambio Climáti-
co y Turismo en Túnez y Suiza res-
pectivamente. En la conferencia de
2007 se aprobó la “Declaración de
Davos sobre Cambio Climático y
Turismo” que destaca la interrelación
entre turismo y clima, considerando a
este último como un recurso esencial
para el turismo y planteando cómo el
turismo afecta al calentamiento glo-
bal.
El documento también plantea
la necesidad de adoptar medidas polí-
ticas orientadas al fomento del Turis-
mo Sostenible y otras orientadas a la
disminución de emisiones de gases de
efecto invernadero por parte de las
empresas del sector, a favorecer la
adaptación de las empresas y los
destinos al cambio de condiciones
climáticas y a fomentar la aplicación
de técnicas de eficiencia energética
(Declaración de Davos, 2007).
Un año después, en 2008, la
OMT y otras organizaciones del siste-
ma de las Naciones Unidas presenta-
ron los “Criterios Globales de Turis-
mo Sostenible” en el “Congreso Mun-
dial de la Naturaleza”, Barcelona
(España). Se trata de criterios dirigi-
dos a grandes empresas vinculados a
la gestión eficaz, la maximización de
los beneficios sociales y económicos
a la comunidad local, la maximiza-
ción de los beneficios para el patrimo-
nio cultural y para el medio ambiente.
Sin embargo y a pesar de que los obje-
tivos eran promover una mejor com-
prensión de las prácticas de Turismo
Sostenible y la adopción de sus prin-
cipios universales, apenas aporta nada
nuevo tratándose de una declaración
de intenciones con evidente enfoque
de sostenibilidad débil.
En definitiva, tras este repaso
sintético por los principales documen-
tos relacionados con Turismo Sosteni-
ble podemos identificar una serie de
argumentos comunes en todos ellos
que hemos sintetizado en la tabla 2.
80
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Interrelación entre turismo y Desarrollo Sostenible. Es decir, el turismo es una herramienta
para la consecución de un Desarrollo Sostenible y es necesario incorporar criterios de
sostenibilidad en los procesos turísticos para asegurar su viabilidad a largo plazo!
El turismo debe ser económicamente viable y debe mejorar la calidad de vida de las
poblaciones de acogida a la vez que respeta su integridad cultural y protege el medio
ambiente!
La calidad es una herramienta básica para la consecución de un Turismo Sostenible. Se trata
de un elemento que proporciona un alto grado de viabilidad económica.!
Importancia del enfoque local en el Turismo Sostenible: el desarrollo turístico de una región
debe partir de las oportunidades que brinda su territorio. Es imprescindible la participación de
las poblaciones locales en los procesos planificación turística si se quiere lograr una
sostenibilidad socio y cultural!
La participación de todos los agentes implicados favorece procesos de desarrollo turístico
sostenibles. Es necesaria la participación y cooperación del sector, público, el sector privado,
la población local, asociaciones y los propios visitantes. En varios documentos se hace
referencia a la importancia de la administración como referente y punto de coordinación
durante el desarrollo de procesos de Turismo Sostenible!
La planificación de las actividades turísticas como un mecanismo para lograr procesos
sostenibles de desarrollo turístico: se considera que es necesaria una previa planificación de
las actividades turísticas que debe integrarse en los procesos de ordenación territorial y en la
planificación local. En este sentido, son necesarios procesos de gobernanza en los que la
administración local tome el liderazgo y coordine la participación de todos los agentes
implicados!
Para lograr modelos de desarrollo turístico sostenibles debe evitarse la estacionalidad,
fomentar la movilidad sostenible y sensibilizar y educar a los turistas en materia de
sostenibilidad!
4. El Turismo Sostenible y el
actual contexto sociopolítico ecua-
toriano
La aprobación de la nueva
Constitución, en 2008 y el cambio en
las estrategias de desarrollo del país
han abierto un nuevo contexto socio-
político en Ecuador que plantea nue-
vas formas de entender la relación
economía, medio ambiente y socie-
dad. En este pequeño país Latinoame-
ricano se han dedicado numerosos es-
fuerzos en la definición de un mo-
delo de desarrollo y se ha dado una
posición privilegiada al Turismo Sos-
tenible en diferentes estrategias y
planes.
La nueva Constitución ecuato-
riana presenta varios artículos directa
o indirectamente referidos al Desarro-
llo Sostenible. Así, el capítulo prime-
ro sobre principios fundamentales in-
dica en su Artículo 3.5 como un deber
prioritario del estado planificar el de-
sarrollo nacional, erradicar la pobre-
za, promover el desarrollo sustentable
Tabla Nº 2: Argumentos comunes Documentos Internacionales
sobre Turismo Sostenible
81
Martín y Martín
y la redistribución equitativa de los
recursos y la riqueza, para acceder al
Buen Vivir. En el título VII relativo al
Régimen para el Buen Vivir se esta-
blecen una serie de principios am-
bientales y en el punto primero del
Artículo 395 se indica que el Estado
garantizará un modelo sustentable de
desarrollo, ambientalmente equilibra-
do y respetuoso de la diversidad cultu-
ral, que conserve la biodiversidad y la
capacidad de regeneración natural de
los ecosistemas, y asegure la satisfac-
ción de las necesidades de las genera-
ciones presentes y futuras.
Uno de los aportes fundamen-
tales de la nueva Constitución es la
incorporación de Derechos de la Na-
turaleza que supone un giro biocen-
trista y plantea nuevas formas de valo-
ración ambiental y articulación de
saberes indígenas (Gudinas E., 2009).
En el Artículo 71 se establece el dere-
cho de la Pachamama, donde se repro-
duce y realiza la vida, tiene derecho a
que se respete integralmente su exis-
tencia y el mantenimiento y regenera-
ción de sus ciclos vitales, estructura,
funciones y procesos evolutivos. Por
otro lado, el uso de términos como
Pachamama o Sumak Kawsay, ancla-
dos en la cosmovisión indígena, apor-
tan un valor añadido a los conoci-
mientos ancestrales y permiten la pre-
sencia de otras cosmovisiones en la
construcción de políticas públicas.
En 2009 se aprobó el vigente
plan de desarrollo y planificación te-
rritorial de Ecuador, conocido como
Plan Nacional para el Buen Vivir
2009-2013 (PNBV), que se articula en
tres partes: una primera conceptual,
una segunda de definición de políticas
públicas y finalmente una instrumen-
tal que incorpora el planeamiento te-
rritorial a nivel país.
Una de las principales aporta-
ciones del plan es la reflexión en torno
a los actuales modelos de desarrollo y
la definición de una propuesta basada
en el Sumak Kawsay, la vida plena,
que consiste en llegar a un grado de
armonía total con la comunidad y con
el cosmos. Esto supone, entre otras
cuestiones, incorporar una visión a
largo plazo y orientaciones éticas de
justicia intergeneracional que consi-
deran el impacto ambiental y social
que tiene el uso de los recursos y las
decisiones económicas actuales sobre
las generaciones futuras.
Otra de las perspectivas del
plan es romper la falsa dicotomía
entre el Estado y el mercado impulsa-
da por el pensamiento neoliberal. Así,
ante la crisis global actual que es
entendida no solo como económica
sino productiva, ética, de confianza,
alimentaria, energética y ambiental y
que expresa una crisis de todo el siste-
ma caitalista, se plantean medidas
muy distintas a las de austeridad, a-
perturismo y flexibilidad laboral pro-
puestas por el neoliberalismo. El Plan
82
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Nacional del Buen Vivir, a través de lo
establecido en la Constitución Ecuato-
riana hace referencia a la necesidad de
una relación entre Estado, mercado,
sociedad y naturaleza. Asimismo se
incide en el desarrollo humano susten-
table a través del respeto de la diversi-
dad histórica y cultural y la igualdad
de derechos y oportunidades.
En este contexto, se identifica
a la biodiversidad como la mayor
ventaja comparativa y se define una
estrategia orientada a construir en el
mediano y largo plazo una sociedad
del bioconocimiento y los servicios
ecoturísticos – comunitarios. De este
modo, la Estrategia para una econo-
mía endógena y sostenible para el pe-
riodo 2009-2030 plantea una primera
fase en la que se facilitarán procesos
de sustitución selectiva de importacio-
nes e impulso del sector turístico a tra-
vés del fortalecimiento del ecoturismo
comunitario; una segunda fase para la
generación de riqueza mediante el tu-
rismo comunitario y redistribución a
través de la economía popular, social
y solidaria; una tercera basada en la
diversificación y sustitución de explo-
taciones y una cuarta fase en la que los
servicios turísticos tengan un peso su-
perior al generado por el sector primario.
Para el periodo 2009-2013 se
propone como una de las principales
estrategias la sostenibilidad, conser-
vación, conocimiento del patrimonio
natural y fomento del turismo comu-
nitario y como eje prioritario de traba-
jo el impulso del turismo de naturale-
za. El objetivo 11 del PNBV hace
referencia al establecimiento de un
sistema económico social, solidario y
sostenible. En concreto se indica que
se aplicarán incentivos para el desa-
rrollo de actividades generadoras de
valor, especialmente aquellas de los
sectores industrial y de servicios, con
particular énfasis en el turismo.
Por último, el PNBV diagnos-
tica como muchos territorios con
vocación turística son zonas con po-
breza cuyos habitantes han sido re-
legados de los beneficios de la activi-
dad turística. Para hacer frente a esta
situación la Estrategia Territorial
plantea retomar el concepto de econo-
mía endógena enfocando la actividad
turística sostenible como opción para
las poblaciones locales.
Antes de la Constitución de
2008 y del Plan Nacional del Buen
Vivir, el Ministerio de Turismo de
Ecuador elaboró el Plan Estratégico
de desarrollo de turismo sostenible
2006/2020 que incorpora un diagnós-
tico de la situación actual, la defini-
ción del modelo turístico para Ecua-
dor, un documento base de ideas
conceptuales y la metodología para el
diseño del plan.
83
Martín y Martín
A partir del diagnóstico,
articulado en torno a las tres dimen-
siones de la sostenibilidad, se identifi-
can y definen potencialidades del país
para la sostenibilidad ambiental, eco-
nómica y social como su elevada
biodiversidad, la convivencia de ca-
torce comunidades indígenas y la re-
levancia que el turismo ha adquirido
en la balanza comercial. En este esce-
nario se incide en las oportunidades
que ofrece la naturaleza y en que están
deben ser consideradas desde una
perspectiva de sostenibilidad porque,
de lo contrario, destinos únicos y frá-
giles no podrán soportar la presión
turística. Asimismo, se considera que
el Turismo Sostenible ofrece oportu-
nidades para mejorar las condiciones
de vida de la población a través de la
articulación de negocios privados y
comunitarios en cadenas de valor.
El plan también considera el
problema de la gobernanza como un
componente fundamental a considerar
para el desarrollo sostenible del turis-
mo, planteando la necesidad de la
organización de la sociedad en institu-
ciones como la Asociación Nacional
de Ecoturismo o la Federación Pluri-
nacional de Turismo Comunitario.
También incide en la importancia de
la descentralización turística y la
transferencia de competencias en tu-
rismo, generadas a partir de la Ley
Especial de Descentralización del Es-
tado y de Participación Social de
1997, y potenciadas con la aprobación
de la nueva Constitución, la vigencia
del PNBV y el Código Orgánico de
Organización Territorial, Autonomía
y Descentralización (COOTAD).
PLANDETUR define un mo-
delo turístico para Ecuador que contri-
buya al “desarrollo equilibrado, com-
petitivo y sostenible del sector, basado
en su diversidad de atractivos natura-
les y culturales, con énfasis en la
diferenciación y la especialización y
con adecuación a los mercados y
segmentos meta a nivel nacional e
internacional” (MINTUR, 2007: pp
42). Una de las ideas planteadas en el
modelo es la relevancia de la autenti-
cidad de la identidad natural y cultural
del país y la necesidad de un equili-
brio territorial que complemente y
diversifique la oferta turística.
Asimismo define entre sus
líneas estratégicas la implantación de
indicadores de sostenibilidad en el
aprovechamiento de recursos y en el
desarrollo de destinos y áreas turísti-
cas.
Tras la revisión de los tres documen-
tos se pueden extraer sus principales
aportaciones en lo relativo al Desarro-
llo Sostenible y la sostenibilidad turís-
tica, tal y como aparece en la tabla 3.
84
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Documento
!
Principales aportaciones
!
Constitución 2012!
Es un deber del Estado promover un modelo de Desarrollo
Sustentable!
Se otorgan derechos a la Pachamama, aportando un carácter
biocentrista al principal documento legal del país!
Incorpora la cosmovisión indígena y los saberes ancestrales a
la reflexión sobre el modelo de desarrollo y la construcción de
políticas públicas!
Plan Nacional del Buen Vivir
2009/2013!
Incorpora la justicia intergeneracional y justicia social,
también integradas en el Desarrollo Sostenible!
Supone el cambio del paradigma del desarrollo al Buen Vivir,
cercano a la sostenibilidad fuerte pero con un componente
biocentrista!
Observa a la biodiversidad como principal ventaja comparativa
y se basa en el bioconocimiento y el ecoturismo comunitario!
Plan Estratégico de desarrollo
de turismo sostenible
2006/2020!
Incorpora como componentes de la sostenibilidad lo ambiental,
sociocultural, económico y la gobernanza !
Define un modelo de desarrollo turístico basado en la
sostenibilidad que integra la especialización, la autenticidad de
la identidad, la planificación e indicadores de sostenibilidad
Propone un complejo sistema de Indicadores para garantizar la
sostenibilidad del desarrollo turístico en las diferentes escalas
territoriales
Conclusiones
Una revisión teórica y docu-
mental permite un mayor conocimien-
to sobre el origen, evolución y princi-
pales argumentos en torno al Desarro-
llo Sostenible y la sostenibilidad turís-
tica. Se ha señalado como en ocasio-
nes se dan por válidas ideas generadas
en la literatura especializada que a-
penas están respaldadas por el conoci-
miento científico y mucho menos con
la investigación empírica. En este sen-
tido, algunos autores critican la acep-
tación de tres componentes de la sos-
tenibilidad y su equilibrio para la con-
secución de un Desarrollo Sostenible.
También es frecuente considerar que
existe una visión consensuada sobre el
Turismo Sostenible, sin embargo, una
revisión sobre su origen y evolución
nos muestra dos enfoques extremada-
mente distintos: la sostenibilidad fuer-
te y débil que en la práctica suponen
interpretaciones y modelos completa-
mente diferentes.
La revisión de la literatura
muestra como desde el punto de vista
académico e institucional se conside-
ra que el Turismo Sostenible debe ser
económicamente viable y mejorar la
calidad de vida de las comunidades
locales, respetar la integridad cultural
y proteger el medio ambiente, mejorar
la calidad de la experiencia turística,
adquirir un enfoque local, favorecer la
participación de todos los actores in-
volucrados, partir de una planifica-
ción previa y sensibilizar a los turis-
tas, empresarios y población local en
materia de sostenibilidad.
Por otro lado, se ha confirma-
do como a pesar de la amplia acogida
política del Turismo Sostenible ape-
nas se conocen ejemplos de buenas
prácticas lo que pone en duda la apli-
cabilidad real del concepto. En cual-
quier caso, siguen siendo necesarias
investigaciones teóricas y empíricas
sobre la materia para fortalecer el
marco teórico y conceptual y contri-
buir a definir modelos, objetivos y
principios que puedan ser aplicados
en distintos territorios.
En Ecuador el contexto actual,
supone un escenario de amplio interés
para el estudio de la integración del
Turismo Sostenible en las políticas
públicas y los planes de desarrollo, así
como el análisis de la incorporación
de las principales aportaciones de la
visión institucional y académica sobre
la materia. La revisión de los tres
documentos que definen el actual
contexto sociopolítico vislumbra un
cambio del paradigma del desarrollo
más cercano a la sostenibilidad fuerte
que puede facilitar el desarrollo de
modelos turísticos sostenibles.
Ahora bien, para dar el paso entre la
teoría y la práctica se requiere que la
filosofía y planteamientos de la Cons-
titución, el PNBV y PLANDETUR
sean integrados y adoptados por los
actores involucrados en el desarrollo
turístico. Y en este contexto, son
funciones prioritarias de la Universi-
dad ecuatoriana fomentar la reflexión
constructiva y colectiva, mejorar las
capacidades sociales para adaptarse a
los cambios y asumir el liderazgo en
la investigación y puesta en marcha de
procesos de sostenibilidad turística.
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85
Tabla Nº 3: Integración desarrollo sostenible y Turismo
Sostenible en Políticas y Planificación de Ecuador
Fuente: Elaboración propia
Martín y Martín
Conclusiones
Una revisión teórica y docu-
mental permite un mayor conocimien-
to sobre el origen, evolución y princi-
pales argumentos en torno al Desarro-
llo Sostenible y la sostenibilidad turís-
tica. Se ha señalado como en ocasio-
nes se dan por válidas ideas generadas
en la literatura especializada que a-
penas están respaldadas por el conoci-
miento científico y mucho menos con
la investigación empírica. En este sen-
tido, algunos autores critican la acep-
tación de tres componentes de la sos-
tenibilidad y su equilibrio para la con-
secución de un Desarrollo Sostenible.
También es frecuente considerar que
existe una visión consensuada sobre el
Turismo Sostenible, sin embargo, una
revisión sobre su origen y evolución
nos muestra dos enfoques extremada-
mente distintos: la sostenibilidad fuer-
te y débil que en la práctica suponen
interpretaciones y modelos completa-
mente diferentes.
La revisión de la literatura
muestra como desde el punto de vista
académico e institucional se conside-
ra que el Turismo Sostenible debe ser
económicamente viable y mejorar la
calidad de vida de las comunidades
locales, respetar la integridad cultural
y proteger el medio ambiente, mejorar
la calidad de la experiencia turística,
adquirir un enfoque local, favorecer la
participación de todos los actores in-
volucrados, partir de una planifica-
ción previa y sensibilizar a los turis-
tas, empresarios y población local en
materia de sostenibilidad.
Por otro lado, se ha confirma-
do como a pesar de la amplia acogida
política del Turismo Sostenible ape-
nas se conocen ejemplos de buenas
prácticas lo que pone en duda la apli-
cabilidad real del concepto. En cual-
quier caso, siguen siendo necesarias
investigaciones teóricas y empíricas
sobre la materia para fortalecer el
marco teórico y conceptual y contri-
buir a definir modelos, objetivos y
principios que puedan ser aplicados
en distintos territorios.
En Ecuador el contexto actual,
supone un escenario de amplio interés
para el estudio de la integración del
Turismo Sostenible en las políticas
públicas y los planes de desarrollo, así
como el análisis de la incorporación
de las principales aportaciones de la
visión institucional y académica sobre
la materia. La revisión de los tres
documentos que definen el actual
contexto sociopolítico vislumbra un
cambio del paradigma del desarrollo
más cercano a la sostenibilidad fuerte
que puede facilitar el desarrollo de
modelos turísticos sostenibles.
Ahora bien, para dar el paso entre la
teoría y la práctica se requiere que la
filosofía y planteamientos de la Cons-
titución, el PNBV y PLANDETUR
sean integrados y adoptados por los
actores involucrados en el desarrollo
turístico. Y en este contexto, son
funciones prioritarias de la Universi-
dad ecuatoriana fomentar la reflexión
constructiva y colectiva, mejorar las
capacidades sociales para adaptarse a
los cambios y asumir el liderazgo en
la investigación y puesta en marcha de
procesos de sostenibilidad turística.
Literatura citada
Asamblea Constituyente, 2008. Constitución
de la República del Ecuador.
Bonaïuti M., 2006. “A la conquista de los
bienes relacionales”. En Objetivo:
Decrecimiento. ¿Podemos seguir
creciendo hasta el infinito en un planeta
finito? El lector Universal.
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86
Reflexiones sobre el concepto de Turismo Sostenible
Literatura citada
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87
Martín y Martín
Literatura citada
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88